Yo creo que aún no puedo cantar victoria, en virtud de que el campo de todas las posibilidades se abre frente a mí y representa un mundo inexplorado y abrumador… dado que todo es posible y se sale de mi control.
Esa mañana, la unidad de oncología cumplía su rito cotidiano. Sin embargo, de manera diferente, las enfermeras y auxiliares encargadas de mi atención sonreían y hacían comentarios festivos en torno a mi progreso y mejoría, luego del proceso de terapia. -Don Juan, hoy es un día muy especial porque en este momento terminan sus ciclos de quimio- dijo Liliana y agregó. -Le fue muy bien…felicitaciones-.
Más tarde se acercó la jefe de enfermería, y luego de quitarme el catéter interno que tenía instalado durante tantos meses dentro de mi vena basílica, mirándome a los ojos sentenció: – espero no encontrarlo nunca más por acá… solo deseo verlo en redes sociales-.
Sin embargo, para mí la sensación de felicidad no es del todo completa, o al menos eso es lo que permite la incertidumbre, pues el médico oncólogo, luego del proceso de quimioterapia, me ha dicho que, al terminar estos seis ciclos, viene un período de espera para realizar nuevos exámenes exploratorios y determinar qué sigue.
Desde ese día me debato entre la esperanza y la angustia, entre la alegría y el miedo, entre la certeza y la duda al no tener claro que tiene el destino reservado para mí.
Gracias a la propuesta de permanecer alegre, me aferro a cualquier veredicto.
Entonces el niño que habita en mi interior comienza a soñar con la vida que está por venir.
Y descubro que tengo muy claro que voy a vivir conscientemente y desde mi deseo, pues ahora gastaré mis días en eventos, situaciones y experiencias que tengan sentido, por lo importantes y significativas y no desde lo que los demás esperen de mí.
He descubierto que no vale la pena, sufrir por buscar la aprobación de los otros.
Esta rebeldía, es un permiso que quiero darme, para vivir el resto de mi vida ajustado a este proyecto, dado que muchos cambios se van a dar obligatoriamente en el estilo de vida.
Si bien es cierto el linfoma se controló, eso no significa, que más adelante no pueda presentarse de nuevo, lo que hace obligatorio dentro de mi agenda, el realizar chequeos médicos periódicos por el resto de mi existencia.
Incluso la nutricionista me ha diseñado un estilo de alimentación, para prolongar en el tiempo, el placer de comer saludable.
Está claro que voy a viajar más. Está decidido que buscaré espacios de tranquilidad y contacto con la naturaleza. Está visualizado en mi horizonte, amar intensamente y de manera consciente a mis seres queridos y amigos cercanos.
A partir de hoy, he adoptado la política de no juzgar ni quejarme de nada y agradecer cada minuto que me regala la vida con todas sus circunstancias, soltando lo que no puedo ni debo manejar o controlar.
Ese es mi propósito a partir de hoy, cuando aquí y ahora la enfermedad me ha iluminado el camino para darme cuenta del sentido de la existencia y de las tareas por hacer.
Yo creo que, al estar alineado con el Universo, entiendo que todavía tengo asuntos pendientes por cumplir, mientras llega el día indicado, para abandonar este plano y navegar por otros niveles de conciencia.