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En momentos en los que el país pasa por una etapa de indignación por casos como el de Dora Gálvez (violada y empalada), y el de la menor de siete años asfixiada, torturada, secuestrada y asesinada en Bogotá, el Ministerio de Salud reveló los resultados de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDS), documento que se publica cada cinco años con la información demográfica del país.
La encuesta, además de revelar los cambios poblacionales y demográficos en Colombia, tiene un apartado exclusivo sobre sexualidad y violencia de género. Dos datos llaman la atención: el 64 % de las mujeres señalaron que han sufrido algún tipo de violencia psicológica y el 31,9 % reportaron violencia física en su contra por parte de su pareja o expareja.
El uso de la fuerza, según la encuesta, sigue siendo un factor preocupante. El 8 % de las mujeres admitieron que en alguna ocasión han sido pateadas o arrastradas. De acuerdo con el documento, “el 28 % de las mujeres han sido empujadas o zarandeadas por parte de su pareja”.
Al analizar los resultados en detalle, se encuentra que la violencia física contra mujeres se concentró entre aquellas que alcanzaron el nivel educativo secundario y que se ubicaron en el grupo de riqueza bajo que mide la encuesta.
Para las mujeres en Colombia, la vida en pareja sigue representando serios problemas. Uno de ellos, por ejemplo, es cuando el esposo la maltrata por cuestiones de ingresos o dinero. El 31 % de las mujeres dijeron que han sufrido este tipo de violencia.
El estudio también abordó cómo se expresaba esta violencia en el hogar. El 14 % de las mujeres manifestaron que su pareja les prohibió trabajar o estudiar. El 10 % de ellas denunciaron que su pareja las amenazó en algún momento con quitarles el apoyo económico.
Pese a que sigue siendo alta, la violencia sexual disminuyó en dos puntos entre 2010 y 2015, año en el que e el 7,6 % de las mujeres reportaron que fueron víctimas de violencia sexual (como violaciones) por parte de su pareja. Además, dos de cada 10 mujeres denunciaron intimidación.
En la violencia contra la mujer, como lo demostraron los investigadores, el factor educativo es crucial. “Entre mayor es éste, la violencia disminuye”. Por ejemplo, el 9 % de las mujeres agredidas cursaron hasta primaria, mientras que el 5 % llegaron hasta la educación superior.
Al comparar las cifras del informe actual con el de 2010, se puede ver que hubo un aumento en las consecuencias emocionales y físicas a causa de las agresiones contra las mujeres. Esta vez, más mujeres reportaron “moretones o dolores en el cuerpo, huesos quebrados, disminución de autoestima, enfermedades mentales y pérdida de interés en las relaciones sexuales”.
Un problema que ha disminuido de manera paulatina en el país es el de los embarazos adolescentes. Mientras que en 2010 el porcentaje ascendía a 19,5 %, en 2015 disminuyó a 17 %. La tasa de fecundidad, que está directamente relacionada con este tema, disminuyó de 6,7 hijos por mujer en 1967 a 2,1 en 2010 y a 2 en 2015.
En relación a la tasa de embarazo adolescente, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, señaló que “la disminución ocurrió tanto en las zonas urbanas como en las rurales. Sin embrago persisten grandes diferencias entre grupos socioeconómicos: la tasa es seis veces más alta en los hogares de menor riqueza que en los de mayor”.
Al respecto, el estudio señaló lo siguiente: “El mayor porcentaje de adolescentes madres o embarazadas, 41,8 %, se encuentra entre las adolescentes con el menor nivel educativo: primaria”. Al factor educativo se suma el del cuidado familiar. En el 28 % de los casos de adolescentes embarazadas, los padres no sabían a dónde iba cuando salía de la casa.
Del informe se desprenden retos en materia de prevención. El 70 % de las mujeres adolescentes (entre 15 y 19 años) no usan métodos anticonceptivos. Del mismo grupo de edad, el 50 % de los hombres utiliza anticonceptivos. En materia de información, el 59 % de las mujeres entre 13 a 49 años sabía que las EPS proporcionan gratuitamente métodos anticonceptivos temporales.
Para la congresista Angélica Lozano, el Gobierno debe mejorar las estrategias de prevención en zonas vulnerables: “O mejoramos el acceso a los anticonceptivos de las mujeres más pobres o las condenamos a la pobreza. La situación es casi cinco veces más grave en los pobres”.
En temas de prevención de enfermedades transmisibles, el porcentaje de mujeres que se realizaron la prueba del VIH estando en una vida sexual activa ascendió a 48 %. Una cifra positiva es que el 100 % de los encuestados manifestaron conocer la enfermedad VIH y sus consecuencias.