A cuatro días de una nueva reunión exploratoria entre los delegados del Gobierno y los del Eln, las posibilidades de iniciar de manera oficial una mesa de paz siguen difusas.
La Iglesia Católica, por medio del arzobispo de Cali, monseñor Darío Monsalve, instó a las partes a lograr algún preacuerdo que permita superar el principal escollo: el secuestro del parapolítico Odín Sánchez Montes de Oca, retenido ilegalmente en Chocó desde abril de 2016.
“La Iglesia urge a Gobierno-Eln a avanzar hacia agenda acordada, adoptando mecanismos y enfoques adicionales a problemas dados desde 30-03-16”, escribió ayer el religioso en su cuenta de Twitter.
Añadió que está en curso “un debate sobre piso jurídico para preacuerdos sobre ‘componentes’ de acciones violentas de las partes”, anunciando un posible tema a tratar en la discusión del próximo martes en Quito, Ecuador.
En entrevista con la emisora Blu Radio, el arzobispo había advertido la necesidad de “desodinizar” las conversaciones, en referencia al cautivo Sánchez Montes de Oca.
“El Gobierno necesita tener un replanteamiento para que no sigamos insistiendo en las mismas cosas y se le dé un horizonte más amplio y definido a esa negociación con el Eln, un horizonte que lo exige el tema interno de paz en Colombia”, señaló.
El jefe negociador del Gobierno, Juan Camilo Restrepo, le contestó por las redes sociales: “no se trata de ‘desodinizar’ el comienzo de diálogos con Eln. Se trata de coherencia y que la justicia solo se aplica dentro del Estado de Derecho”.
Restrepo se sostiene así en una posición inamovible de la Casa de Nariño, según la cual no habrá una instalación formal de la mesa de paz sin la previa libertad de Sánchez.
Los insurgentes tampoco quieren dar su brazo a torcer, y a principios de esta semana publicaron un editorial donde señalaban a su contraparte de tener congelados los diálogos.
A su juicio, la liberación de secuestrados es una exigencia unilateral del presidente Juan Manuel Santos, que no estuvo concertada desde las conversaciones exploratorias.
“Es evidente que al Gobierno no le conviene abrir la mesa pública con el Eln, porque eso significa darle la palabra a la sociedad y permitir que sea el pueblo quien defina cuáles son los principales problemas que se deben discutir y cuáles deben ser las soluciones para construir la paz”, redactaron los subversivos.
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