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El Centro Democrático (CD) fue el único partido que no celebró el anuncio proveniente de La Habana. Y no era para menos. Desde el inicio criticaron no exigir a las Farc un cese el fuego unilateral. Han hecho pública su desavenencia con lo que se conoce del acuerdo y han hecho propuestas, según ellos, sin ningún efecto.
El expresidente Álvaro Uribe se limitó a decir que no se puede reaccionar al impulso de las primeras impresiones y que va a esperar el informe completo desde Cuba para estudiarlo. Tampoco se refirió a las declaraciones del alcalde de Cali, Maurice Armitage, quien dijo que el país debe pedirle perdón a esa guerrilla.
Igual postura asumió Óscar Iván Zuluaga, excandidato presidencial y director de esa colectividad, pero afirmó que confían “en que el anuncio diga que va a haber cárcel para quienes han cometido crímenes atroces y de lesa humanidad, y que no vayan a ser premiados con elegibilidad política, además, que habrá entrega y destrucción de armas”.
Quienes sí cerraron filas fueron los congresistas del CD consultados por EL COLOMBIANO. Para el senador Iván Duque, el gobierno quiere presionar al pueblo colombiano para aceptar un mal acuerdo en el que reine la impunidad.
“Los colombianos tendremos que ser firmes en la defensa de nuestros principios de respeto a la legalidad. Mientras subsista la impunidad siempre habrá un derecho legítimo a que opere la justicia nacional o internacional en contra de los responsables de crímenes de lesa humanidad”.
El senador Carlos Felipe Mejía dijo que este es uno de tantos anuncios incumplidos en seis años de gobierno Santos: “existe manipulación de las palabras guerra y paz, mentiras, engaños y amenazas al pueblo colombiano. La perversa alianza Santos-Farc sólo producirá más violencia”.
Por su parte la senadora Paola Holguín expresó que por lo que se conoce de los acuerdos, “hoy no termina la ‘guerra’, sino que se consolida la impunidad, el lavado de activos y la participación política de las Farc, generando nuevas y peores violencias”.
Al respecto el representante Federico Hoyos, enfatizó que en Colombia no hay guerra, pues esta se da entre Estados. Agregó que si hubiera guerra como lo dice el Gobierno, “no hubiéramos sido sede del Foro Económico Mundial y muchos otros eventos”.
“La paz no llegará con la firma de un acuerdo con Farc. La existencia de otros grupos ilegales como Eln y Bacrim sigue representando un reto para el Estado. Adicionalmente, la falta de justicia en la negociación con las Farc puede significar que otros grupos ilegales busquen los mismos beneficios, y para hacerlo, aumenten su actividad criminal”.
Entre tanto, José Obdulio Gaviria, otro de los congresistas del CD, aseveró que en una negociación, acuerdo no es sinónimo de victoria, y que Santos buscó un acuerdo con esa guerrilla a cualquier costo.
“Las Farc se propusieron obtener una victoria sin ningún costo. Ambos obtuvieron el objetivo. El costo para Colombia es infinito. Un país en el que los del Secretariado campeen como líderes legítimos será poco menos que un infierno. Les recuerdo que su voluntad de poder está al nivel de la de Hitler o la de Castro”.
Si bien entre los académicos el anuncio generó expectativa, coinciden en que el conflicto no llegará a su fin.
Juan David García, docente de Ciencia Política de la UPB dijo que hoy no termina el conflicto armado. “Los conflictos no terminan, se transforman. Lo más probable es que surjan nuevos grupos que planteen un desafío al Estado democrático, como resultado de una eventual desmovilización y desarme de las Farc. Es inevitable que el panorama de la violencia cambie y haya otros actores, mientras nuestro Estado siga siendo débil”.
Para el jurista y exfiscal general, Guillermo Mendoza Diago, si bien es un paso importante para desarrollar compromisos pactados, queda pendiente la solución judicial de miembros de las Farc.
Entre tanto Andrés Felipe Bernal, de la Escuela de Política de la Universidad Sergio Arboleda, precisó: “no debemos ser tan cándidos. Los acuerdos ponen fin a la violencia perpetuada por las Farc, pero no son una varita mágica. La ausencia de este grupo en diferentes regiones del país generara vacíos de poder y por ende un recrudecimiento de la guerra por el control territorial”.