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El mundo, y cómo no, Colombia, tienen que igualar el ritmo y los desafíos que pone la Cuarta Revolución Industrial. Aunque son muchos retos en diferentes ámbitos, Walter Suárez, director ejecutivo de políticas de tecnologías de información en salud de Kaiser Permanente (centro de investigación), de Estados Unidos, plantea cuáles son esas tareas a abordar.
Durante una conferencia que realizó en la Universidad El Bosque, señaló que si los gobiernos ponen en su agenda este tema, sobre todo en asuntos de salud, podrán obtener ahorros, que se traducirán en una mayor efectividad y eficiencia de los recursos.
EL COLOMBIANO habló con el experto, para explorar cuáles son las tareas de Colombia, lo que representa que Medellín tenga el único Centro de Cuarta Revolución del Foro Económico Mundial en América Latina y si ve voluntad en el gobierno para montarse en este bus. “La Cuarta Revolución conlleva elementos transformadores y muchos ayudarán a resolver varios de los retos de los sistemas de salud”, dice Suárez.
¿Qué representa que Medellín sea sede del Centro?
“Primero, es un orgullo. Segundo, nos ayudará a hacer una adopción temprana de estos procesos, y eso nos permitirá que no tengamos que esperar hasta el último momento para poder implementar los cambios tecnológicos”.
¿Y cuál es el panorama cercano?
“Básicamente la introducción de tecnologías y desarrollos que acercan a todos los sectores de la economía, no solo de la salud, sino que también va a la banca, la construcción, la producción... Todo estará impactado de manera positiva”.
Usted dijo que son cuatro retos, ¿cuáles son?
“Primero, en datos e información, y convertir la información en conocimiento y sabiduría. En este momento está en auge el big data, pero nos falta el conocimiento. Segundo, en la transformación de la tecnología, que nos llevará de los elementos actuales (internet e hiperconectividad) a temas más avanzados, como sistemas robóticos, inteligencia artificial, realidades virtuales, análisis predictivo de diferentes temas”.
¿Y los otros dos?
“Claro, el tercero es la transformación en los procesos, pues se crearán algunos métodos que tendremos en las industrias y naturalmente en la salud; básicamente, las empresas tendrán que transformar sus procesos internos para incorporar la tecnología. Finalmente, la transformación de las personas, que deberán –debemos– adaptarse a nuevos métodos de aprendizaje, que derivarán en la eficiencia de los sistema de salud y la alta calidad de los servicios”.
¿Pero, cómo se benefician las personas?
“Tendremos mejores tecnologías para documentar, estudiar e investigar las causas de las enfermedades. Vamos a ayudar a resolver disparidades y la fragmentación en el sector salud, que es característico, como cuando voy a un médico general, este me remite a otro y a otro. Son cinco o seis diferentes médicos con igual número de historias clínicas, entonces estos avances tecnológicos ayudarán a agilizar la atención”.
¿Y cómo se dará el ahorro que usted planteó?
“Porque creo que se puede eliminar tendremos sistemas efectivos y eficientes, evitaremos la sobreutilización de los recursos y cambiaremos esos esquemas en la manera de cómo se paga la salud. Son posibilidades que nos ofrece la Cuarta Revolución, pero lo más importante, centralizar el sistema de salud en el individuo, su familias y su comunidad. Y poder reenfocar los servicios de salud hacia el área de prevención, promoción y atención temprana, para dejar de ser una industria de la enfermedad, como es hoy”.
¿Volviendo a Medellín y los cambios tecnológicos, este Centro permitirá que los beneficios se den más rápido?
“Sí, porque tenemos un Centro que nos guiará en cómo educar a la gente, a todos los que tenemos que educarnos con estas nuevas capacidades. Ese Centro, que es pionero, permitirá que el país vaya de la mano de la actualización tecnológica que avanza en el mundo. Sin ese Centro, tendríamos que esperar a que pase el tiempo y lleguen esos nuevos conceptos”.