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La donación le salvó la vida a Jéssica

A Jéssica Tabares Ocampo le late

un corazón nuevo en el pecho. Historia de un trasplante.

  • Con 25 años, Jéssica recibió un corazón nuevo. EL suyo tenía fallas desde la infancia. FOTO Jaime Pérez
    Con 25 años, Jéssica recibió un corazón nuevo. EL suyo tenía fallas desde la infancia. FOTO Jaime Pérez
21 de septiembre de 2017
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Cualquiera que conozca a Jéssica Tabares Ocampo se sorprendería al saber que ella estuvo al borde de la muerte en más de una ocasión, pues su increíble energía solo era contenida por un “corazoncito” enfermo.

Con solo 40 días de nacida una gripa le desencadenó una miocarditis viral, que poco a poco avanzaría hasta desencadenar una falla cardiaca avanzada.

“Toda la niñez pasé con una cardiopatía dilatada y en la adolescencia se complicó un poco hasta que se desencadenó una falla cardíaca avanzada”, cuenta Jéssica quien actualmente estudia Microbiología Industrial y Ambiental en la Universidad de Antioquia.

Jéssica tenía un corazón demasiado grande, igual de grande que sus ganas de vivir, pero le producía fallas recurrentes.

En su historial médico se encuentran sucesos increíbles, como que hace cinco años tuvo una recaída muy fuerte causándole la pérdida de un bebé, estuvo por nueve días en coma inducido y con falla sistémica, perdiendo la habilidad para caminar y la función renal. Incluso, tuvo muerte súbita en la que por 25 minutos tuvo ser reanimada.

Estos hechos hicieron que, junto con el decaimiento de su salud, fuera necesario un transplante de corazón porque, como ella misma dice, “todo lo que me pudieran hacer era una ganancia”, así que empezó con los protocolos.

Aunque su salud siempre estuvo relativamente estable, en septiembre de 2016 su bienestar empeoró, pues sufría de retención de líquidos y disminución del potasio y magnesio. Sin embargo, el evento más doloroso fueron tres descargas eléctricas para reanimar su corazón en solo media hora (tenía un cardiodesfibrilador para mantener el correcto funcionamiento).

La llamada

Una vez realizados los protocolos, determinar que los demás órganos estuvieran sanos y definir que estaba en luz verde, solo era cuestión de esperar que un corazón sano que cumpliera con los requisitos (talla, peso y tipo de sangre) llegara para Jéssica.

Algunos pacientes tienen que esperar mucho para recibir la llamada, pero solo un día después de estar en luz verde recibió la llamada de la Clínica Cardio Vid. Aunque en esa ocasión no pudo hacerse el trasplante, ni en la siguiente. Finalmente, la tercera fue la vencida. El 3 de diciembre de 2016, Jéssica estrenó corazón.

“De mi donante solo sé que fue un joven de 26 años de Rionegro. A veces pienso que es injusto estar aquí tan feliz con este corazón y que triste que esa persona tan joven haya tenido que morir; pero es algo sobre lo que no tenemos control y es muy bonito que esa persona haya decidido ser donante. Yo quiero ser donante también”, cuenta Jéssica.

Ya han pasado ocho meses desde el transplante. Y aunque no siempre ha sido fácil, en especial en los tres primeros meses, saber que tiene una nueva oportunidad de vivir es suficiente para aprovechar sus días al máximo. No solo estudia, también es joven investigadora, realiza diferentes tipos de actividad físicas y sueña con empezar su maestría luego de graduarse.

“Cuando me desperté fue muy extraño sentir sus latidos tan fuertes. Era extraño para mí porque está acostumbrada a mi corazoncito que si bien estaba malo era mío, fue muy difícil adaptarme y entender que tenía un corazón sano. La función de un corazón una persona sana es del 60%, yo la tengo el 65% y pienso entonces ¡qué corazón tan genial me pusieron!”

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