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Cuide los oídos del uso excesivo de audífonos

Este dispositivo electrónico mal empleado puede generar desde lesiones hasta sonidos internos. Expertos hablan de causas, tratamientos y recomendaciones.

  • ilustración sstock
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05 de mayo de 2021
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En el planeta hay 1.500 millones de personas que no son capaces de oír tan bien como lo hace una persona cuyo sentido del oído es normal, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS). En otras palabras esto significa que tienen algún grado de pérdida de audición.

Entre las razones para que se presente este problema está la exposición a sonidos fuertes con dispositivos de audio. Sobre esto, el médico otorrinolaringólogo Carlos Felipe Trujillo señala que escuchar música con audífonos a intensidades de sonido muy altas y a un periodo de tiempo prolongado puede generar un trauma acústico, es decir, lesiones en el oído.

“En cuarentena han aumentado las consultas de pacientes que utilizan estos dispositivos de tipo intracanal (dentro de la oreja), por su forma estos empujan al conducto una sustancia llamada cerumen (o cera) y lo que ocurre es que se forman tacos y se les tapan los oídos”, dice.

También explica que la manifestación de dolor en este órgano es otro motivo de consulta por estos días. “Esto en parte se da por utilizarlos en exceso, lo que sucede es que se inflama la piel del cartílago y se genera una otitis externa”.

Cuando se usan estos dispositivos electrónicos el sonido entra por el conducto auditivo externo, el tímpano vibra y se mueven tres huesos (los más pequeños del cuerpo) ubicados detrás de esta membrana elástica (tímpano) que son: martillo, yunque y estribo.

Trujillo lo explica así: “Este movimiento hace que se muevan la platina (una parte del mismo estribo) y un líquido llamado endolinfa (en el oído interno) que finalmente lo que permiten es estimular las células nerviosas (ciliadas) del caracol que es el sitio donde se recibe la audición”.

Es importante detallar que estos dispositivos que se están usando a diario y que se encuentran hoy en el mercado (ver Paréntesis) se componen en general de tres partes. Juan David Ramírez, gerente de mercadeo para Colombia de Lenovo, precisa que la mayoría tienen: el casco (cubierta en materiales de fibra de carbono o policarbonato y recubierta con gomas de gel o almohadillas protectoras), el puente (unión de los cascos) y los cables y conectores interiores. “Técnicamente estos aparatos son transductores que reciben las señales de fuentes eléctricas (radios, computadores, equipos de sonido) y en su mayoría son compatibles con todos los sistemas de reproducción”.

Con el sonido que emiten es clave tener en cuenta la cantidad (en intensidad y tiempo), pues de eso dependerá tener unos oídos sanos.

Cuidado con el volumen

La intensidad del sonido se mide a través de decibeles (dB) y el oído tiene una resistencia al ruido, cuando este se sobrepasa puede fatigar las células ciliadas y llegar a ocasionar la pérdida auditiva.

La fonoaudióloga Liliana María Álvarez señala que si se presenta una contaminación sonora prolongada existe la posibilidad de que ocurra un daño dentro de los complejos sensoriales de dichas células (ciliadas), las cuales carecen de potencial regenerativo y ahí es cuando se empieza a presentar impedimentos auditivos.

“El uso constante de estos aparatos electrónicos llega a generar alteración en el oído, sin embargo, esto depende de la dosis de ruido que reciba, la intensidad y la susceptibilidad personal”. Agrega que otros de los efectos adversos que produce el uso prolongado de audífonos es el estrés y el dolor de cabeza constante.

Por su parte, el médico Trujillo aclara que un promedio normal de intensidad de sonido que no afecte el oído se ubica entre 20 y 40 dB. “Todo en exceso puede generar unas consecuencias y el oído no está acostumbrado a tener un cuerpo extraño, por lo que hay que dejarlo descansar”

Entonces, ¿cómo se puede medir esa intensidad de sonido? Ramírez aconseja limitar el uso a una hora diaria sin exceder el 60 % del volumen del dispositivo.

Ya cuando se superan estos niveles (de 50 dB para arriba) sí se puede correr el riesgo de sufrir un trauma acústico que lleva a la pérdida auditiva o generar tinnitus (zumbidos o ruidos internos similares a sonidos como pitos o el eco del mar).

¿Cómo cuidar los oídos?

El doctor Trujillo recomienda que una persona debería hacerse una revisión de oídos con el especialista una vez al año para realizar una limpieza y una valoración.

Álvarez explica que en caso de presentarse posibles pérdidas auditivas se deben verificar con una serie de exámenes para comprobar el estado de salud del órgano.

Uno de estos procedimientos es la otoscopia (exploración clínica) con la que es posible revisar el oído y comprobar si está afectado por uso excesivo de audífonos: se examina el conducto auditivo externo para buscar tapones de cera totales o parciales, laceraciones, cuerpos extraños o alguna alteración congénita en el área.

Otro examen es la audiometría tonal: “ayuda a determinar el tipo, grado y características de la pérdida de audición por medio del hallazgo del umbral auditivo que es la mínima cantidad efectiva de presión sonora que un individuo es capaz de percibir”, dice la experta.

Cuando una persona presenta alteraciones se expone, por ejemplo, a la limitación de una comunicación efectiva con su entorno. La OMS publicó en marzo pasado el primer informe mundial sobre la audición en el que revela, entre otros datos, que para 2050 está previsto que haya casi 2.500 millones de personas con algún grado de pérdida de audición y que al menos 700 millones requieran rehabilitación.

También indica que debido a las prácticas de audición poco seguras, más de 1.000 millones de jóvenes adultos corren el riesgo de sufrir una pérdida de audición. “Las causas más comunes en los adultos son la exposición a sonidos fuertes y medicamentos ototóxicos (fármacos que tienen en su composición agentes que pueden ser perjudiciales para los oídos)”.

La prevención es el primer paso para tratar las limitaciones auditivas (ver Claves), por eso antes de escuchar música con los audífonos a niveles muy altos de volumen piense en los riesgos a los que puede exponer este órgano tan importante y tan vital

40
decibeles (dB) es el máximo de intensidad de sonido para que un oído no se afecte.

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