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Ketamina: el sedante veterinario con el que ahora se drogan en seis ciudades del país

Se llama Ketamina. Según el primer estudio de sustancias inyectables, consumidores inician a los 21 años.

  • El estudio también mostró que las personas de estratos bajos son más propensas a caer en una adicción. FOTO AFP
    El estudio también mostró que las personas de estratos bajos son más propensas a caer en una adicción. FOTO AFP
  • Ketamina: el sedante veterinario con el que ahora se drogan en seis ciudades del país
13 de mayo de 2022
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El primer estudio oficial en Colombia para medir el uso de drogas inyectables reveló que los consumidores agregaron a su lista un nuevo componente conocido como Special K y catalogado por la Unión Europea como “muy potente y extraordinariamente peligroso”.

La droga se conoce en el mundo científico como Ketamina y se usa, entre otras cosas, para anestesiar animales, por lo que su uso indiscriminado en humanos tiene en alerta a las autoridades.

Administrada en medianas dosis y sin la supervisión de un médico, el Special K tiene la capacidad de provocar adormecimiento y alucinaciones, pero también deteriora de manera progresiva el sistema renal y puede ralentizar la respiración hasta el punto de llevar a la muerte.

Dicho componente fue uno de los principales hallazgos del estudio que evaluó a 1.201 consumidores de drogas inyectables en seis ciudades capitales del país: Bogotá, Cali, Medellín, Pereira/Dosquebradas, Armenia y Cúcuta.

Tras encuestarlos y someterlos a exámenes diagnósticos, los investigadores se encontraron con los usos tradicionales de marihuana, cocaína, heroína y metanfetaminas; y con el nuevo Special K, cuyo uso ya ha sido suspendido en varios países asiáticos y está en estudio de regulación “estricta” por parte de la Comisión de Estupefacientes de la ONU.

En diálogo con EL COLOMBIANO, la líder de la investigación, Dedsy Berbesi Fernández, decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad CES, detalló que el uso de dicho componente se notó con mayor frecuencia en Bogotá y que, según las respuestas de los participantes, su popularidad se intensificó con la llegada de la pandemia, “pues para los consumidores fue cada vez más difícil encontrar la heroína que estaban acostumbrados a consumir”.

Su popularidad es tal, que un 89,4% de los encuestados en Bogotá admitió haber probado alguna vez la Ketamina, una cifra por encima del 88,9 % que se ha inyectado heroína alguna vez y del 55,3% que ha hecho lo mismo con la cocaína líquida.

La misma tendencia también está al alza en Medellín y Pereira, que han reportado un 23, 8% y 16,3% de personas que probaron la droga alguna vez, respectivamente.

Niños de 12 años se inyectan

Además de evaluar los comportamientos de los consumidores, el “Estudio de prevalencia de VIH, hepatitis B, hepatitis C, sífilis y comportamientos asociados en personas que se inyectan drogas” también evaluó las edades iniciales de consumo, la concurrencia con la que se inyectan y las enfermedades de transmisión sexual presentes en los encuestados.

Presentado este jueves por los ministerios de Salud y Justicia, el informe hizo énfasis en una prevalencia del Virus de Inmunodeficiencia Humana, VIH, y de la enfermedad de transmisión sexual sífilis en una cantidad importante de diagnosticados. En Cali, por ejemplo, se reportó una prevalencia de 23,9% de VIH y de 11,8 % en sífilis. (Ver: Infografía)

Por otro lado, el estudio arrojó que tanto en Medellín como en Bogotá hubo niños de 12 años en adelante que empezaron a inyectarse a esa edad, mientras que Cali y Pereira reportaron niños que iniciaron con la práctica siendo aún más pequeños. Sin embargo, el promedio de edad en el que empezaron a inyectarse con regularidad en las 6 ciudades capitales se situó en los 21.

Más de 10 pinchazos al día

En las poblaciones con una adicción severa, los investigadores encontraron hasta 3,6 % y 2,5% de adictos en Bogotá y Pereira, respectivamente, que se inyectaron drogas psicoactivas más de 10 veces en un mismo día.

Para las dos ciudades más importantes del país, la cantidad de dosis promedio estuvo entre 1 y 5 veces diarias. Un 48,5% de medellinenses admitió inyectarse entre 3 y 5 veces al día y un 61,7% de bogotanos recibió entre 1 y 2 cada día.

En todo caso, los investigadores aseguraron que, al no existir otro estudio de este tipo que haya medido la cantidad de consumidores inyectables, las mediciones no son comparables o concluyentes en sí mismas para analizar con otro período anterior.

“Sin antecedentes de estimación de tamaño poblacional en nuestro contexto, no es posible determinar si la prevalencia de la práctica ha aumentado, disminuido o se ha mantenido estable en los últimos años; sin embargo, como se describió en distintos apartes de este informe, la prevalencia de la práctica en el mundo y en la región es baja, sin superar en ningún caso el 1%. Se trata de un grupo de población reducido en el que se concentra de forma desproporcionada alta carga de enfermedad y morbimortalidad asociada al VIH, las hepatitis virales y las sobredosis”, asevera el informe.

Para cerrar, la líder del informe, Dedsy Berbesi Fernández, aseguró que también se encontraron graves afectaciones a las mujeres consumidoras, “en buena parte porque son más discriminadas y se les dificulta más acceder a los programas de atención y prevención”. Sobre ese grupo, la investigadora fue enfática en que la mayoría de ellas inició su consumo guiada por su pareja emocional o sexual.

Por ahora, el equipo compuesto por varias instituciones –entre ellas la Fundación Salutia y la Universidad CES– concluyó que es necesario “priorizar intervenciones integrales con este grupo clave con el fin de mitigar el impacto en la salud pública asociado a la práctica de la inyección de drogas”.

“Consumo de droga inicia a los 13 años”

Dedsy Berbesi Fernández, líder de la investigación y decana de la Facultad de Enfermería de la Universidad CES.

Ahora se inyectan sedante veterinario para drogarse

¿Qué encontraron sobre las enfermedades de transmisión sexual?

“Lo primero es el tema del aumento de la prevalencia de hepatitis B en las personas que se inyectan. En Cali esa detección es del 80%. Es decir, de 100 personas que se inyectan drogas, 80 tienen hepatitis B. Medellín, por ejemplo, tiene una prevalencia del 30 %, que tampoco es baja”.

¿Y sobre los hábitos de higiene?

“Hay prácticas de riesgo de inyección. La jeringa no es nueva y a veces la comparten. En Medellín no es tanto porque en realidad lo hacen más individualizado, pero en las otras ciudades más pequeñas hay un consumo muy establecido de los grupos que hace que se mantenga un riesgo muy alto. Adicional con enfermedades de transmisión sexual”.

El estudio muestra una tendencia de empezar a inyectarse a edades muy tempranas, ¿qué vieron sobre eso?

“Ellos hacen una carrera de consumo. Empiezan más o menos desde los 13 años con marihuana, alcohol y drogas como cocaína. Ya a los 18 y 19 empiezan el consumo de heroína que es mucho más adictiva. Ese es el consumo más problemático”.

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