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Hace varias semanas J Balvin publicó un video en su cuenta de Instagram en el que dijo que no estaba activo en redes sociales porque no le gusta “fingir que está feliz y que todo es bueno”. El artista paisa ha hablado abiertamente de la ansiedad y la depresión que padece desde hace varios años.
Pablo Monsalve, docente de psicología de Areandina, detalla que esos son los dos motivos de consulta más frecuentes en los jóvenes, y añade Beatriz Guerrero Zuluaga, magister en salud mental del CES y docente de la Facultad de Psicología de la misma universidad, que esto se ha dado sin pandemia y con pandemia, pero “la situación que se ha vivido con el coronavirus este año obviamente los exacerba, en toda la población”.
La psicóloga Mónica Poveda Hurtado, docente de salud mental en la Universidad de Medellín, considera que la pandemia confrontó a los jóvenes en eso que es conectarse con el otro. “En ese momento del desarrollo humano es cuando las personas más necesitamos socializar, de pertenecer a grupos, a las culturas urbanas, esa es una época muy intensa, muy vívida”.
Para la profesional, la confrontación va en hechos tan sencillos como pensar en tener 5.000 conocidos en Facebook, pero darse cuenta de ¿quiénes son en realidad sus amigos?. “Piensen solo en quienes este año hicieron su grado once, tener que hacerlo desde la virtualidad, esa etapa tan importante”.
Por su parte, el docente de Areandina precisa que los adolescentes necesitan tener cerca a otras personas, socializar, salir a jugar, compartir y que este año no lo hayan podido hacer cambia las dinámicas. “Sentirse encerrados y solos genera inconvenientes en su salud mental”.
Otro elemento clave para el psicólogo Monsalve tiene que ver con las actividades, “en un día normal un joven se levantaba, se bañaba, salía de su casa, iba a la universidad, todo el tiempo en actividad. Lo que he notado es que al principio de la pandemia muchos de mis estudiantes se levantaban tarde, su ciclo de sueño cambió totalmente. De noche podían trasnocharse viendo series, pero como no tenían que desplazarse no veían la necesidad de levantarse tan temprano, por ejemplo, eso lo cambia todo y se vuelven más sendentarios”.
A ese tiempo en un mismo espacio y esa disminución de actividades se sumaron las preocupaciones. “El tema de la ansiedad está muy relacionado con el qué va a pasar, qué voy a hacer, cuándo volvemos, será que sí me voy a graduar, será que sí tenemos dinero para pagar el semestre, si alguien de mi familia se infecta y así muchas inquietudes más, jóvenes que se sienten solos, sin nada qué hacer, mal porque nadie los llama, sienten que no son importantes para nadie. Mucho se circunscribe a la parte social”.
Para la doctora Poveda son altísimos niveles de ansiedad que se evidencian hoy en los jóvenes y “se expresan con agresividad, intolerancia, irritabilidad y al mismo tiempo se están desencadenando muchos cuadros depresivos, depende de las estructuras de personalidad de jóvenes y familia, pero de esa combinación vienen las adicciones a las sustancias, a los juegos electrónicos, al celular, al computador, dependencias emocionales y físicas”.
También son evidentes y deben preocupar los cambios de ánimo y actitud.
El doctor Monsalve indica que antes de emitir cualquier alerta los padres deben conocer bien a sus hijos, “muchos se dieron cuenta, en medio de esta pandemia, que no tenían ni idea de con quién vivían. En muchos casos se da porque los padres no saben comunicarse, entonces lo primero es hacerlo bien”.
La docente de la Universidad de Medellín recomienda a los familiares de los jóvenes enseñar con el ejemplo e inculcar valores, “así suene trillado, pero es muy importante”. Además a que estén abiertos al diálogo, “y aunque no todo el mundo tiene la misma capacidad de hablar, que por lo menos sientan que esa puerta siempre estará abierta para cuando ellos la toquen”, y agrega la doctora Guerrero que la primera reacción es juzgarlos, “y yo recomiendo no hacerlo. Es buscar de una manera muy humana, acercarnos, conexión, porque es lo que se ha perdido”.
Monsalve aconseja estar atentos a quiénes son las amistades de sus hijos y sus contactos, “y si es posible, con mucha sabiduría, verificar qué contenidos están viendo o están escuchando en la red”.
Por último, los profesionales recuerdan que desde la universidades, colegios y sistemas de salud locales hay líneas de ayuda que tanto padres como jóvenes pueden usar. “Somos muchos los colegas que estamos atendiendo de manera virtual, a través de algunas plataformas”, concluye el psicólogo.