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En una semana, líderes políticos han generado polémica por cuenta de sus acciones frente al coronavirus. Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, dio positivo luego de que le practicaran la prueba la semana pasada. Solo usó la mascarilla durante la rueda de prensa en la que dio la información, pero al terminar, sin mucha distancia ante los periodistas, se la quitó y volvió a hablar, lo que provocó que la asociación de prensa brasileña anunciara una demanda contra el mandatario.
Luego dio positivo Diosdado Cabello, segundo del chavismo; y en Bolivia, la presidenta interina, Jeanine Áñez Chávez, también confirmó que contrajo el virus. Pero, quizás, la escena más fuerte, se vio el sábado. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, por fin usó tapabocas, práctica a la que no cedía en ninguno de sus eventos, pese a que hace parte de las principales recomendaciones para evitar el contagio.
La imagen, que resulta usual para cualquier ciudadano, tiene dos cargas, a juicio de Alfredo Rey, abogado y docente de relaciones internacionales de Universidad de Los Andes, quien señala que, primero, puede existir una preocupación y, segundo, ser una estrategia para cautivar votantes.
“Es miedo, ya vio como a su amigo Bolsonaro lo atrapó”, dice Rey, quien destaca que “eso lo lleva también a utilizarlo políticamente”, destacando que este es un tema serio y aunque su uso tenga otros intereses, es “valioso que por fin se esté dando cuenta de que usaba una estrategia equivocada”.
Johnattan García Ruiz, magíster en Salud Pública de Harvard, plantea que es peligroso que políticos como Trump desvirtúen la evidencia científica, porque al hacerlo, se pone en riesgo la salud pública, “porque muchas personas actúan pensando en que no usarlo es bueno”.
El debate en Colombia no se queda atrás. El fin de semana dos políticos reconocidos publicaron en sus redes sociales mensajes que resultan contrarios a la evidencia, según los analistas. Por ejemplo, Antonio Navarro Wolff publicó un video de una persona recomendando un medicamento para luchar contra la covid-19.
Mientras que el senador Gustavo Petro señaló que los médicos colombianos no daban tratamientos a los pacientes por covid, dejando entre líneas un mensaje en torno a que estos sí existen, pero que en el país no se quieren entregar. Frente a esto, García Ruiz plantea que es normal que los diferentes líderes critiquen a quienes ostentan el poder y que no están dentro de sus grupos políticos, pero hace énfasis en que los argumentos se basen en la evidencia. “Cuando buscan generar información falsa o incompleta es donde hay aun atentado a la democracia y a la protección del interés general”, que, en este contexto, es la salud.
Carlos Agudelo, epidemiólogo de la Clínica Universitaria Bolivariana, sostiene que se entiende que el mundo tiene la urgencia de un tratamiento efectivo, pero antes de recomendarlos se debe contar con la evidencia, tal cual lo plantea García Ruiz. “Cuando tengamos la evidencia debemos saber interpretarla”, dice Agudelo, quien agrega que se debe “evaluar bien el riesgo versus el beneficio de cada terapia”.
Además, Agudelo agrega que, tanto para líderes, médicos o ciudadanos, se debería tener en cuenta que “las redes sociales no son la forma de recomendar o indicar tratamientos, porque estos necesitan una evaluación individualizada, para que la persona se beneficie y no tenga contraindicaciones”.