En Son Havana, uno de los tradicionales bailaderos de salsa de Medellín, la pista está eliminada. Desde el 23 de septiembre abrió al público, luego de seis meses cerrado, para volver a escuchar timba y son en vivo, aunque con una excepción: en el sitio no está permitido el baile, las mesas están separadas y el lugar funciona al 50 % de su capacidad para proteger a los usuarios. “La idea de eso es evitar el traslado de la gente dentro del mismo bar”, explica Julio Restrepo Molina, administrador del sitio.
Los bailes en los bares, cuya apertura fue anunciada a principios de septiembre, como en las academias del país, tienen restringida su actividad. Los primeros no tienen permitida la danza en ningún caso; los segundos, acompañados por autoridades locales, han hecho aperturas en sus salones con baile individual, separados por dos metros de distancia.
Sin embargo, el baile por lo general es una actividad grupal. La Alcaldía de Medellín anunció este martes que se autorizaron 30 establecimientos de este tipo. Quedan varias preguntas: ¿de qué manera están abriendo?, ¿si no es en pareja, cómo se baila ahora en academias y bares?, ¿se podrá abrir definitivamente? y ¿qué sucede con las clases a domicilio?
Por medio de la resolución 1569 de 2020, el Gobierno Nacional autorizó desde el 7 de septiembre el consumo de alcohol dentro de bares y restaurantes. No obstante, no se puede bailar en ellos y las pistas de discotecas aún están prohibidas en el país (ver recuadro) hasta nuevo aviso.
Establecimientos como Son Havana reacomodaron la pista y en su lugar pusieron mesas. Se debe asistir con reservación y tapabocas. También los horarios se acortaron, de martes a viernes de 6:00 a 12:00 de la noche –antes era hasta las 4:00 a.m.–
El asunto de bailar en los bares se habló desde la construcción de la resolución 1569. Cuenta Juan Pablo Valenzuela, presidente de Asobares Antioquia, que se plateó la posibilidad de que se pudiera bailar entre el mismo grupo o mesa: “El problema es cómo controlar que la gente sí sea de la misma mesa, cómo hacer para que no bailen con otros”, explica sobre las razones que se esgrimieron para no permitirle ni siquiera moverse en una baldosa, solo.
¿Y las clases?
Ahora bien, esta resolución aplica a bares y discotecas, pero otro tema son las academias. Las que por ahora están abiertas, con previa autorización de las secretarías de Salud y Cultura, están dictando clases con público reducido, toma de temperatura, sin calzado, desinfección de manos y distanciamiento, y este es el punto álgido. De acuerdo al área de sus salones se han demarcado cuadros en el piso con cintas para que cada bailarín tenga una cuadrícula, con el fin de que las personas ensayen en un mismo salón sin tocarse. Pero es un tema para coger con pinzas porque el baile, por defecto, se hace en pareja.
Para definir esta y otras inquietudes comunes se agruparon durante la contingencia 90 academias en Antioquia (35 de Medellín), indica Luis Triviño, administrador de Social Club y líder del gremio. Señala que durante la pandemia “aproximadamente a un 40 % de ellas les tocó entregar el local”, mientras que algunas sobrevivieron a través de clases particulares o a distancia, modalidad en la que aún trabajan muchas. Lograron pagar entre todas la elaboración de un protocolo y comenzaron los diálogos con la autoridad local, por lo que ahora están funcionando parcialmente.
De todas maneras, el sector pide a gritos un protocolo oficial y detallado, con reglas claras de apertura. Especialmente porque hay tres puntos que “quedaron en el aire”, señala Juliana Acosta, asesora de danza de la entidad, y que son vitales para su funcionamiento: 1. El baile en pareja, puesto que hasta ahora las academias abiertas, previa autorización de los entes municipales, solo permiten clase individual; 2. que se sepa las edades permitidas, porque hay públicos como los adultos mayores, con otras restricciones; 3. que se reglamenten las clases a domicilio, una modalidad que no es fácil controlar y que aún no se ha mencionado cómo deben funcionar.
Entre este gremio y el estado se ha venido haciendo interlocución. Por ahora se está adelantando un directorio para identificarlas –hasta ahora van 53 registradas, la idea es que otras se vayan vinculando– y el protocolo unificado para ellas con el que se les regulará su actividad y haya más claridad.
Con los diálogos y la regulación también “se busca recuperar la confianza. La gente dice, ¿yo cómo voy a bailar tango sin coger a mi estudiante? Y es cierto, por eso debemos mirar bien en qué circunstancias se puede. Ese documento es necesario para darle la directriz completa a las academias, que en este momento han abierto de una manera muy juiciosa”, comenta Juliana Acosta.
Por ahora están a la espera de la autorización del protocolo por parte de la Secretaría de Salud y el aval de Secretaría Privada de la ciudad.
Más allá del asunto de la restricción, la dicotomía que hay en el gremio de bares y academias es frente al reencuentro y la seguridad del usuario, algo que también afecta la estabilidad de estos negocios.
“A pesar de que se están abriendo algunas escuelas, la convocatoria es mínima porque todavía no hay confianza. La gente quiere salir, pero tiene temor. Ha sido un regreso muy lento”, comenta Camilo Maldonado, presidente del Consejo Municipal de Danza.
De hecho, que se pueda lograr depende, más allá del Gobierno o una resolución, del comportamiento del usuario: “El empresario y el cliente quieren volver a los bares, reírse, disfrutar, bailar, cantar... ¿De qué depende que eso suceda con mayor celeridad? Del buen manejo que haga el público”, explica Juan Pablo Valenzuela, presidente de Asobares Antioquia.
Porque si quiere llegar a diciembre bailando, hay que cuidarse .
Según cifras de Asobares Antioquia, en los dos fines de semana que acaban de pasar se han reactivado cerca de 1.500 establecimientos en Medellín, de los 2.000 que calculan que hay abiertos en esta prueba piloto de apertura. Se calculan que se ha movido la economía en cerca de $2.000 millones y 15.000 empleos en ese periodo.
Frente a los bailaderos, el presidente de Asobares Antioquia, Juan Pablo Valenzuela, cree que aún no hay forma de que se puedan habilitar y que todo depende del comportamiento de la pandemia.
Periodista. Estudiante de maestría en Estudios y Creación Audiovisual.