viernes
7 y 9
7 y 9
Cuando Amaia Montero renunció a la agrupación en 2007, muchos pensaron que sería el final de la exitosa carrera de La Oreja de Van Gogh (Lovg), pero quienes se quedaron al mando de la famosa banda pop que nació hace 24 años en San Sebastián, País Vasco, no perdieron la calma y tomaron la determinación de utilizar el mismo método a través del cual contrataron a Montero.
Pusieron anuncios en búsqueda de una voz femenina, sin decir que era para la banda. Realizaron audiciones y quedó Leire Martínez, con quien iniciaron una segunda etapa que ha sido tan exitosa como contundente, con una serie de discos en vivo y tres álbumes en estudio, entre ellos, Un susurro en la tormenta, su nuevo trabajo discográfico.
“Teníamos el disco escrito y grabado, hasta el título decidido, las canciones que iban a salir, por eso no lo afectó la pandemia. Si pasó con la gira que teníamos programada por Estados Unidos, los conciertos que íbamos hacer por España y Latinoamérica. Todo eso lo hemos dejado para 2021”, comenta Pablo Benegas, guitarrista y uno de los fundadores.
Susurro en la tormenta parece presagiar lo que viviría la humanidad en estos meses de pandemia, aunque los integrantes de la agrupación aseguran que habla de las tormentas que se viven día a día.
“También es la conversación con uno mismo o con un ser querido que te permite mirar al futuro con esperanza, no dentro de la inmediatez, que muchas veces es muy ruidosa y tormentosa. Eso era lo que queríamos transmitir con ese título”, continuó Benegas.
Dentro de las nuevas canciones de este octavo disco de estudio llama la atención Sirenas, un tributo a las víctimas y las heridas, muchas de ellas sin sanar, que dejó más de 40 años de terrorismo de la Eta.
“Es la historia de una madre contándole a su hija lo que fue el terrorismo durante más de 40 años en el País Vasco. Es una canción que habla con una mirada hacia delante, entre la convivencia, la reconstrucción sin odio, sin rencor, porque pensamos que cuando transmites tu experiencia, así sea dolorosa, con odio o rencor a un hijo, le estás haciendo menos libre, menos capaz de pensar o de poder decidir en el futuro. Es una canción en la que se intenta que no se olvide a las víctimas, a las familias, porque ellos siguen sufriendo el dolor de no tener a sus seres queridos, aunque Eta ya no mate”.
De inmediato, sus seguidores hicieron la relación directa con Jueves, una conmovedora canción incluida en su álbum A las cinco en el Astoria, dedicada a las víctimas de los atentados el 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanías de Madrid. Un tema que nunca dejan de interpretar en los conciertos que realizan en Norteamérica, Europa y en sus recorridos por América Latina.
“Entendemos que hay que ser generosos y que la convivencia y la reconstrucción de una sociedad es lo principal, lo fundamental. También pensamos que lo que no se puede hacer es asumir una actitud como si no hubiera pasado nada. El dolor hay que contarlo para poder ver hacia el futuro, para vivir sin rencor, pero sobre todo para que no vuelva a pasar”.
Son 24 años de labores los que completa esta agrupación, que solo ha tenido un cambio dentro de su nómina original tras la salida de Amaia en 2007 y el ingreso de Leire.
“Vas aprendiendo a distinguir, a comprender la amistad profunda. Se aprende a distinguir las discusiones que se dan por el cansancio, por el estrés y que no tiene que ver con lo personal. Nuestra relación se basa en una profunda lealtad y algo muy importante, una admiración mutua, porque es maravilloso sentir cómo el resto tira de ti cuando te está costando más, lo que te hace sentir arropado por el grupo. Esa es la base en la que construimos todo, porque sin eso no podríamos escribir canciones. Todos contamos, no hay un liderazgo claro”.
Sus integrantes aseguran que no hay tiempo para trabajos alternos, que La Oreja de Van Gogh les exige el compromiso completo, entre giras de conciertos que en ocasiones han superado los dos años de duración, y la extensa labor de componer, arreglar y grabar las canciones de cada uno de sus trabajos discográficos.
“Este disco también es así, más reflexivo, más complejo y que pesa, por lo que también requiere de otro ritmo y otras escuchas. No sentimos que vamos al ritmo de la industria, no sentimos que tengamos que ir a la velocidad que marca la industria, ni las radio fórmulas que van”.