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Foo Fighters vuelve con un nuevo disco

Su noveno disco, Concrete and Gold, se escucha desde el viernes pasado. ¿Es su mejor trabajo hasta ahora?

  • Foo Fighters se presentó en enero de 2015 en el estadio El Campín de Bogotá. En la foto Dave Grohl, líder de la banda y la persona detrás de la idea del nuevo álbum. FOTO Colprensa
    Foo Fighters se presentó en enero de 2015 en el estadio El Campín de Bogotá. En la foto Dave Grohl, líder de la banda y la persona detrás de la idea del nuevo álbum. FOTO Colprensa
18 de septiembre de 2017
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Un disco más ambicioso. Ese es siempre el mantra con el que Dave Grohl empieza la preparación de un nuevo álbum de estudio. Cuando, en 2014, se publicó Sonic Highways, el exbaterista de Nirvana devenido en vocalista de Foo Fighters lo repitió hasta el cansancio en los medios: ese era el trabajo más ambicioso de su carrera.

El 15 de septiembre coincidieron el lanzamiento del noveno álbum de la banda norteamericana, Concrete and Gold, con la presentación de un video animado en el que el músico parece cambiar de opinión y afirma que es este su disco más trabajado, y relata cómo se concibió y materializó: “Está claro que las canciones que teníamos pasaron de ser de Foo Fighters a algo más grande que lo que jamás hubiéramos hecho”.

No lo hicieron solos. Fue la participación del productor y músico independiente Greg Kurstin (reconocido por producir los últimos trabajos de Sia, Adele y P!nk y miembro de The Bird and the Bee) lo que llevó el disco de ser una buena grabación, a una mega placa que fusiona la fuerza del metal con la armonía del pop. Algo así como si colisionaran Mötorhead y The Beach Boys.

El periodista musical de The Guardian, Alexis Petridis, relata que la idea del disco apuntaba alto: “Construir un escenario/estudio en el anfiteatro Hollywood Bowl de Los Ángeles para grabar en vivo en una sola noche frente a 20.000 personas, pero el plan se vino abajo porque la cantante PJ Harvey se adelantó al grabar Hope Demolition Project el año pasado en una caja de vidrio en el centro cultural Somerset House, en Londres”.

Sin embargo, el cambio de planes es la ventaja de este disco que estrenó sus sencillos en lo alto de los conteos de rock de Billboard. Run, el primero en publicarse, alcanzó la séptima casilla entre las canciones de rock y The Sky Is A Neighborhood, que lleva dos semanas, debutó entre las primeras veinte.

El crítico de Rolling Stone, Jon Dolan, destaca la mezcla de los temas: “Musical y emocionalmente este es su trabajo más balanceado, va de canciones potentes de estadio, como Run y La Dee Da, al soul acústico de T-Shirt que abre el disco y en el que Grohl se saca el espíritu de Nina Simone en las primeras líneas”.

La furia y la melodía

El gran atractivo de la placa es el equilibrio logrado entre lo pesado del metal (que se manifiesta en la batería de Taylor Hawkins y los gritos rasgados de Grohl) y la melodía de los arreglos y la orquestación. El trabajo logrado por Kurstin es prolijo y cumple el objetivo.

Esto no debería ser sorpresa. En los veinte años que lleva Foo Fighters se han hecho un nombre como una banda relajada, que disfruta su música, y también como un proyecto serio que busca superar las marcas logradas.

Es que tener a uno de los mejores bateristas del rock como vocalista, líder y cerebro tiene que rendir sus frutos. La revista Rolling Stone lo ubicó en la casilla 27 de la lista de mejores percusionistas de los últimos cincuenta años.

Canciones como The Sky Is A Neighborhood y Dirty Water tienen ese dejo melódico marcado del indie, y luego estallan con fuerza demostrando la sincronía del grupo.

¿Cómo descubrir el trabajo de un gran productor? Los detalles son la clave: el arranque de Make It Right, esa batería con color de jazz que da paso a las guitarras, las voces en La Dee Da que se posan sobre los instrumentos sin perderse en la espesura de la música.

El cierre se antoja perfecto. Concrete and Gold, pieza que bautiza el trabajo, se comporta como una clásica canción de hard rock: un riff fuerte y sucio, la voz de Dave que canta con displicencia y los coros como de himno apoyados por un dinosaurio del canto vocal, Shawn Stockman de Boyz II Men. Una cuidada mezcla entre Led Zeppelin, Lemmy Kilmister, The Beatles y Brian Wilson que resume con precisión lo que se proponían.

Bien acompañados

Bien lo dice la canción de The Beatles With a Little Help from My Friends (famosa en la voz de lija de Joe Cocker) que se llega más alto con la ayuda de los amigos y por esto la banda se rodeó de grandes nombres en la construcción de este trabajo grabado en los estudios EastWest (donde Sinatra grabó su clásica New York, New York).

El desfile de invitados incluye a Justin Timberlake, Alison Mosshart de The Kills y Paul McCartney que toca la batería en Sunday Rain, la vocalista de The Bird and the Bee, Inara George, hace la segunda voz en Dirty Water y Dave Koz toca el saxofón en La Dee Da. Nómina de primera para un disco que confirma por qué Foo Fighters fue una de las cabezas del cartel de Glastonbury este año

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