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A Wayne Rooney, el goleador histórico de la Selección inglesa y el Manchester United, nunca le ha temblado la voz para expresar lo que muchos piensan pero pocos dicen.
El delantero de 34 años declaró ayer al diario Sunday Times que los futbolistas acabaron siendo “chivos expiatorios” en la responsabilidad del deporte en medio de la crisis por la pandemia. “Somos objetivos fáciles”, criticó.
Y aunque la declaración de Ronney se centra más en la presión que ejerció la sociedad para que los futbolistas se redujeran su salario, su crítica puede expandirse al hecho de que pareciera que estos (así como los clubes de fútbol, en segundo orden) fueran los únicos responsables de generar cambios profundos para que el deporte experimente una serie de variantes positivas una vez se supere la crisis.
No resulta una postura muy justa, sobre todo cuando la actividad atlética de élite sufre una serie de problemáticas trascendentales cuya solución involucra no solo a los atletas de las diciplinas más populares, sino a los aficionados, medios de comunicación y organizaciones que rigen aquellos deportes.
Racismo, xenofobia, desequilibrio informativo, sexismo y desigualdad de género conforman el portafolio de males en el deporte cuya solución se extiende a las gradas, los hogares, las oficinas donde se toman las decisiones y las salas de redacción.
A continuación abordamos dichas problemáticas y sus posibles soluciones para que, de verdad, tras el cese global, el deporte que vuelva sea mejor que el de antes.
de atletas olímpicos son mujeres. Aún así su cobertura mediática es
del 8 %, según la Unesco.
HINCHAS: DE LA OMISIÓN A LA SOLUCIÓN
En la naturaleza del aficionado prima más exigir que ofrecer. Esto responde, en parte, el hecho de que los seguidores asuman posturas pasivas ante problemáticas que colman los espacios deportivos como la violencia barrista, el racismo y la xenofobia.
“Muchos han pensado que no ser parte del problema y alejarse de los mismos, es suficiente. En Colombia, por ejemplo, es usual escuchar al hincha tradicional del fútbol diciendo que no volvió al estadio por la violencia”, expone Daniel Alberto Zapata, sociólogo y experto en estudios políticos e internacionales de la Universidad del Rosario, quien complementa: “En Europa, concretamente en Alemania, los hinchas decidieron aportar soluciones, y en conjunto con los directivos de los clubes, tomaron medidas para sacar a los radicales y neonazis de las tribunas. Por ejemplo, en algunos clubes los hinchas se comprometieron a comprar, para toda la temporada, abonos familiares que les garantizan recursos a los equipos y mantienen alejados a los violentos”.
Por cierto, contrario a lo que se piensa, el racismo y la xenofobia no son exclusivos del fútbol. En el béisbol de Grandes Ligas hubo aumento del 30 % de hechos racistas en las tribunas, según El Planeta de Boston. También el rugby y el tenis presentan con frecuencia problemáticas de carácter racial que involucran a seguidores y deportistas.
MEDIOS: VUELCO A FORMAS Y FONDOS
La crisis sin precedentes de la actividad de élite se presenta para el periodismo deportivo como la oportunidad de subsanar tres errores endémicos:
Primero, la futbolización, práctica que, en razón de la amplia popularidad del deporte, va en detrimento de la necesaria difusión de otras disciplinas.
Según un estudio de las universidades alemanas de Colonia y Múnich, partiendo de un análisis a 80 medios de 22 países, la información sobre fútbol acaparó el 75% del espacio. Como consecuencia, las demás disciplinas, según el profesor de la Fundación Gabo, José Luis Rojas Torrijo “quedan infrarrepresentadas o directamente invisibilizadas”.
El segundo es el sexismo, práctica con conclusiones tan dicientes como las que arrojó la Universidad de Cambridge tras un análisis al cubrimiento periodístico en medio de los Juegos Olímpicos de Río 2016, y el cual halló, por ejemplo, que las palabras más usadas en notas relacionadas con atletas mujeres fueron: “soltera, casada, edad, mayor y embarazada”.
Como amplificador y difusor, es fundamental el desempeño del periodismo especializado para que realmente exista un cambio en el deporte.
HORA DE QUE LAS ORGANIZACIONES PONGAN LA CARA
La diseminación del racismo y la xenofobia en el fútbol ha sido posible, en gran medida, por el desinterés de la Fifa, como máximo organismo de este deporte, para tomar correctivos verdaderamente útiles para combatir la problemática.
Sanciones deportivas a clubes y ligas, como la exclusión de torneos; o materiales como multas considerables o cierres prolongados de estadios, han sido evitadas por los organismos rectores del fútbol (Fifa, Uefa, por ejemplo) para evitar perjudicar el ámbito económico de este deporte.
Para Agustina Lanza, del Observatorio de la Discriminación en el Fútbol (Inadi), “esta es la oportunidad histórica para que el fútbol entienda que hay aspectos más importantes para salvaguardar este deporte por encima de lo monetario. Desde hace 19 años el fútbol tiene una estrategia global para luchar eficazmente contra el racismo. Es momento de usarlo.
Los directivos del tenis también son señalados de omisión ante la evidente desigualdad de género. Por cada dólar que ganan los tenistas, las jugadoras solo devengan 80 céntimos.