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En los últimos tres años, 61 jugadores llegaron al Medellín en medio de los movimientos del mercado de transferencias.
De este número, solo 10 en condición de traspasos. Los demás fueron retornos de jugadores a préstamo en otros clubes, cesiones, futbolistas libres o intercambios.
Hacer maromas para fichar y suprimir al máximo posible las inversiones definitivas, no es solo una realidad del DIM, es del fútbol colombiano en general.
En lo que respecta al Poderoso, el gerente deportivo, Juan Bernardo Valencia tiene claras dos cosas: la primera, “que la institución no puede darse el lujo de tener mucho margen de error. Por eso el proceso de fichajes es, inevitablemente, un poco pausado”.
Lo otro es que aciertos como el de Adrián Arregui, un extranjero que llegó sin charreteras y brilló durante el semestre, son la excepción y no la regla. Por eso, sin desconocer lo que ofrece el mercado internacional, la principal apuesta es apuntarse uno o dos golpes de opinión con jugadores bien valorados en el entorno nacional.