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El campeón de la Champions conquistó su cuarta Supercopa al
derrotar al Chelsea 5-4 en penaltis tras un 2-2 en 120 minutos de juego.
Por efe y redacción
Como hace 14 años en una famosa final de la Champions, el Liverpool volvió a coronarse en Estambul en una tanda de penaltis.
El gol de Olivier Giroud en la primera parte y el empate de Sadio Mané en la segunda llevaron la final a una prórroga en la que el propio senegalés adelantó al Liverpool y Jorginho empató de penalti.
La definición coronó al Liverpool, como ya ocurrió en aquella final de 2005.
En el inicio del partido, apareció N’golo Kanté. El francés, en una de sus míticas conducciones, conectó con Pulisic. El estadounidense se cruzó, al tiempo que Giroud despistaba a la defensa de Klopp y para cuando Pulisic le filtró el pase, Giroud pudo definir.
Roberto Firmino, al inicio del segundo tiempo, se la dejó a Mané que puso el 1-1.
El partido se tornó de ida y vuelta. Incapaces ambos de concretar, hubo prórroga en la y llegó de nuevo la conexión Firmino y Mané, que puso el 2-1. Ventaja que inmediatamente desperdició con un penalti sobre Abraham que anotó Jorginho.
El 2-2 los llevó a penaltis. Empezó cobrando Firmino que marcó; respondió Jorginho, tampoco falló Fabinho, la puntería siguió afinada y Barkley puso la serie 2-2. El turno fue para Origi, quien festejó. Mount igualó 3-3; Alexander-Arnold pondría el 4-3 para Liverpool, Emerson igualaría 4-4. Finalmente, Salah anotó, y en el último penalti de la serie Abraham falló para el Chelsea, y de esa manera los dirigidos por Jürgen Klopp festejaron el título.