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Brasil reúne desde hoy a 276 futbolistas, que militan en ligas de cuatro continentes, salvo Oceanía.
26 encuentros componen la Copa América que llega a sus 103 años de historia; 18 de estos compromisos harán parte de la primera ronda, que se divide, a la vez, en tres grupos: el A (Brasil, Bolivia, Venezuela y Perú); el B (Argentina, Colombia, Paraguay y Catar) y el C (Uruguay, Ecuador, Japón y Chile).
Se enfrentarán entre todos y clasificarán a cuartos de final los dos equipos con más puntos de cada zona y los dos elencos con mejor rendimiento en la tercera casilla de cada grupo.
Si Colombia clasifica primero de su zona jugará ante el segundo del grupo C. Si accede en el segundo lugar enfrentará al segundo del A.
A partir de cuartos de final habrá tiempo extra, en caso de igualdad en el marcador después del tiempo reglamentario. Si persiste la paridad habrá definición por penaltis.
Seis estadios, entre los 45 que tiene Brasil a lo largo de su territorio con capacidad de acoger eventos internacionales, fueron elegidos para albergar los partidos del certamen: el Mineirao, el Maracaná, el Morumbí, el Arena do Gremio, el Fonte Nova y el Arena Corinthians.
El gigante suramericano tiene una nueva oportunidad de mostrarse como un país capaz de organizar grandes citas deportivas. Lo hizo en el Mundial-2014, en los Juegos Olímpicos de Río-2016 y ahora, 30 años después, vuelve a acoger un torneo que, como resalta el historiador brasileño Marcos Guterman: “ha sabido reinventarse como ningún otro en este deporte. Pero a pesar de los cambios necesarios mantiene la esencia de lo que representa a la región”.