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Chalín, 96 años vestido con la piel del DIM

Se llama Gilberto Burgos y tiene claras, en su mente, las más grandes gestas del Poderoso. Sueña con la sexta.

  • Nunca le pueden faltar su sombrero, el aguardiente y los tangos a este tradicional hincha del DIM. FOTO DONALDO ZULUAGA
    Nunca le pueden faltar su sombrero, el aguardiente y los tangos a este tradicional hincha del DIM. FOTO DONALDO ZULUAGA
20 de diciembre de 2014
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Cuando uno dice que a Gilberto Burgos no le pasan los años, es que literalmente no le pasan. Tiene 96 y con él uno siente que está hablando con un hombre de 55. Está tan vital como el DIM, que con 101 años juega hoy ante Santa Fe la final que le puede dar su sexta estrella en Colombia. Burgos está que se muere, pero de la dicha.

“Si algún hincha puede celebrar soy yo, que soy el más viejo y el más tradicional”, dice el viejo Chalín, ya reconocido en la capital antioqueña por su acérrima afición por el equipo rojo. Dueño de una memoria prodigiosa, colecciona una foto de un DIM que le pareció el mejor de la historia: “ahí están Alberto Villa, Fernando Álvarez, Paco Álvarez, Mario Fonnegra, Luis Patiño, Israel Echeverri, Juancho Montoya, el Cura Burgos, fundador del equipo; Alfonso Serna, que era conductor del tranvía y yo trabajé con él en 1947; Guillermo Arboleda, el Capi Jaramillo, Abraham Restrepo, Mafafo, que no sé cómo se llamaba; Manuel Marín, Sigifredo Vásquez y Óscar Restrepo. Esa foto tiene años, pero era un equipazo”, repite.

Burgos dice que debe su apodo Chalín a un jugador que él recuerda como el Mico Zapata: “era un puntero izquierdo muy bueno, que pa’ cobrar tiros libres era el mejor, cuando él iba a cobrar todos decían aliste la garganta que viene el gol, él me puso Chalín pero no sé porqué”, relata vestido con la camiseta roja, envuelto en una bufanda del DIM y agitando un banderín en sus manos.

Tiene mil recuerdos. O un millón, porque es hincha desde niño y su historia es casi igual de larga a la del rojo: el DIM le lleva cinco años, pues Burgos nació el 24 de diciembre de 1918 y el DIM en 1913.

A pesar de que su equipo tuvo casi 50 años de sequía de títulos, los últimos no fueron los que más disfrutó. El primero, en 1957, para él es el rey: “porque fue mucho sufrir y esperar esa primera estrella, y en ese tiempo sí se veía muy buen fútbol”, repite.

¿El mejor gol del rojo?

No fue la “Malasqueña”. Para él, “el de Mao Molina, olímpico al Nacional; ese gol no lo hizo sino Marcos Coll en un Mundial. Irrepetible”.

Es más, agrega que si el Medellín quiere seguir triunfando debe traer a Mao y al que, para él, es “el mejor 10 de Colombia en este momento: Néider Morantes. Él tiene el ojo para poner el balón donde es”.

La fiebre el equipo rojo, aunque no lo ha puesto a celebrar muchos títulos, le dio muchas alegrías. Entre ellas una que considera toda una gesta: el triunfo 4-0 sobre Paranaense en Brasil en la Copa Libertadores de 2005: “es el único equipo colombiano que ha hecho eso allá”, dice, muy orgulloso y sonriente.

Hoy, si su equipo queda campeón, su familia tiene preparada una gran fiesta. El clan lo componen seis hijos (tres hombres y tres mujeres), en el que solo una es hincha de Nacional y cuando juega el DIM no la invitan a la fiesta. Sin embargo, aseguran todos, este domingo ella asistirá a compartir la alegría de su viejo que, a los 96 años de edad, puede celebrar la sexta estrella del rojo, un regalazo que lo dejaría partir tranquilo, aunque ese día se ve lejano aún y tal vez le puedan llegar otras dichas.

Chalín está tan vital y lúcido como un muchacho, tanto que aún trabaja elaborando vasos de metal y moldes para paletas. Él es el gerente y dueño del taller.

Y aunque no ahonda en el tema, tiene un carnet de jugador del DIM. Prefiere sonreír. Su Medellín es hoy el motivo de todas las alegrías que lo embargan.

Sus 17 nietos, 11 bisnietos y seis hijos, toda una muchachada hincha del Poderoso, espera celebrar, igualmente, la sexta del DIM que, aunque el viejo Burgos la ve difícil - por ser el cierre en Bogotá-, tiene la fe del que ha trasegado casi un siglo soñando, sufriendo y gozando con las hazañas de su rojo del alma.

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