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Por JUAN FELIPE ZULETA VALENCIA
Ya está, 154 partidos después de vestir por primera vez la camiseta roja, Germán Ezequiel Cano se convirtió en el máximo artillero en la historia del Independiente Medellín.
Lo hizo en su casa, el Atanasio Girardot, de penalti, una de sus especialidades, y picando el balón, fiel a su estilo atrevido y la calidad que demostró desde que llegó al club en 2012 y que le auguraba un papel destacado en el elenco antioqueño.
Hoy tiene mucho más que eso; tiene el cariño incondicional del hincha y el honor de ser el más prolífico delantero de cientos de atacantes, talentosos y de diversas nacionalidades, que pasaron por la institución en 105 años.
Sin embargo, y en un giro caprichoso del fútbol, el hito del argentino llega en un momento complejo para el equipo pues con el empate 1-1 ante Unión llegó a cinco partidos sin ganar en 2019; dos derrotas y tres empates.
Hoy se ubica 16 en la tabla de posiciones y los progresos futbolísticos no se evidencian. Sobre todo en zona defensiva que presente aún enormes baches en su funcionamiento.
Ahora el Poderoso debe pasar la página de otro resultado insatisfactorio y pensar en el juego de vuelta por Libertadores ante Palestino, cuya serie marcha 1-1 tras el juego de ida.
Superar la serie y avanzar hacia la siguiente fase clasificatoria podría ser el punto de inflexión que necesita el proceso de Zambrano para despegar esta temporada.
Sería además un homenaje al récord que acaba de cumplir un jugador que sigue alimentándose del anhelo de convertir sus goles en logros perdurables para el DIM n