Por john eric gómez marín
Con el partido ante el América de México, Nacional cerró sus mejores 12 meses en los últimos 27 años. No se consiguió el objetivo principal, que era llegar a la final del Mundial de Clubes, pero esta experiencia le dejó distintas conclusiones a los jugadores, cuerpo técnico, directivos e hinchas.
La planificación debe
ser distinta
Siempre dicen que es muy fácil hablar después de que ocurren las cosas y no antes, sin embargo, el técnico Reinaldo Rueda aceptó la responsabilidad en la planificación del Mundial: “vimos al equipo japonés en video y de pronto eso nos generó un exceso de confianza, pero siento orgullo de este grupo y le doy gracias a Dios por todo lo bueno que nos ocurrió este año. Sobre eso, el estadígrafo antioqueño Luis Arturo Henao hizo la siguiente reflexión. “Real Madrid jugó 3 partidos antes del debut en el Mundial, mientras Nacional llegó sin ritmo y eso pesó. Fue un buen año, con 3 títulos, pero pudo ser mejor”.
el nivel internacional
es mayor
Cuando se supo que el rival de la semifinal sería el campeón japonés, el Kashima, se menospreció el nivel del fútbol asiático y se dio por descontado que Nacional era finalista. “Si hay un fútbol con un crecimiento vertiginoso en el mundo es el asiático por la disciplina, el orden y la aplicación con la que trabajan, que más allá de lo deportivo es un tema cultural de su sociedad”, dijo el técnico colomboargentino, Óscar Héctor Quintabani.
La falta de definición también incidió
El técnico antioqueño Juan José Peláez dice que, antes de hablar del tema espiritual o mental, está el aspecto futbolístico. “El tema de la definición fue clave. Me parece que el equipo debe fomentar más el juego colectivo a través de las pequeñas sociedades y por las bandas. Si bien lo ha hecho, no fue constante en ese aspecto en el partido del debut”. El técnico insistió en que “Nacional tuvo innumerables oportunidades para no andar dependiendo de otras cosas”.
El desespero es mal
consejero
El técnico Peláez agregó que una de las grandes enseñanzas deben ser que un equipo no puede perder la cabeza. “Si se pierde, se pierde el orden como pasó en los últimos diez minutos, en el que el Kashima le marcó dos goles en dos llegadas. Eso afecta lo sicológico, teniendo en cuenta que a los colombianos siempre nos falta algo en ese aspecto, pero eso se le escapa al entrenador. El jugador colombiano debe mantenerse muy ubicado y serio para saber que siempre es más importante el primer partido que el segundo”.
dejar los triunfalismos atrás
Al parecer, se creía que, tras el Mundial de Estados Unidos 1994, al que Colombia llegó como favorita y salió en la primera ronda, había sido una lección aprendida para los aficionados, pero en el caso del Mundial de Clubes no fue así. Mientras el cuerpo técnico y los jugadores insistían en concentrarse en el primer partido, los hinchas solo hablaban de la posible final con el Real Madrid. “No se pensaba sino en ese partido, no habían más rivales y eso siempre es peligroso porque a mi me sucedió con Colombia en el 94 y es inevitable no contagiarse con ese triunfalismo de la gente”, manifestó el exportero Óscar Córdoba.
los estados de ánimo también cuentan
Nacional hizo un trabajo sicológico muy importante con todo su plantel tras el accidente de Chapecoense y el haber renunciado al título de la Copa Suramericana, que de todas formas era una aspiración grande para todos, que tras dos finales fallidas de ese torneo se esperaba que esta fuera la vencida. Para el sicológo Jonathan Bustamante, entrenador mental de Escuela de Campeones, cuando suceden estos hechos, tan encima de un torneo, se pueden perder la concentración, el manejo de la presión y llegan las distracciones. “De todas formas, hay que entender la derrota como una variable del juego y que la grandeza de un equipo no se mide en cuántos títulos ha ganado, sino en cómo asume con humildad las derrotas” n
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