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Con la atleta colombiana que aparece en el top-5 de la marcha mundial, iniciamos esta serie. Un poco
de su vida y personalidad.
Tiene el honor de haber sido la primera colombiana en lograr la clasificación para los Juegos de Tokio-2021, la que será su tercera participación en las Olimpiadas. La marchista Sandra Lorena Arenas Campuzano dice que ese “es un gran orgullo” y que a diferencia de las dos ediciones en las que ya estuvo, la primera siendo juvenil, llegará con posibilidades de una buena figuración, pues es quinta del mundo en su especialidad.
A sus 17 años de edad, esta mujer nacida en Pereira, criada en Armenia y forjada como deportista en Medellín, refleja madurez en sus palabras. Los viajes al exterior que le han permitido conocer diversas culturas, sus triunfos, la lectura, la música que no la desampara y saberse rodear bien, son parte de un aprendizaje que ella valora.
Acaba de regresar a Bogotá procedente de Europa (Portugal, Eslovaquia y República Checa) donde estuvo seis semanas en concentración con el equipo tricolor. En el tercer país ganó la prueba femenina de 10 km en los Campeonatos Nacionales.
EL COLOMBIANO habló con ella de su fructífera trayectoria, en el inicio de una serie con aquellos atletas que ya tienen asegurado su tiquete a las justas de Japón en julio próximo.
¿Cómo ha sorteado esta época de pandemia tan difícil para todos?
“Es algo complejo, pero los Juegos Olímpicos se van a realizar y hay que seguir entrenando como sea, ahora que regresamos a Colombia con cierres y un pico alto de contagios de covid. En Europa igual, pero para los deportistas no hay restricciones porque se sabe lo que se quiere, las personas son súper juiciosas y solo están abiertos los lugares de primera necesidad”.
¿Ir a Europa es fundamental para alcanzar alto nivel?
“Depende de lo que se busque. Fuimos allá porque el lugar se prestaba para realizar mejores entrenamientos. Había frío y estábamos al nivel del mar. Muchos factores influyeron elegir ir allá. Anteriormente, en 2019, también estuve un periodo largo en Australia, donde alcancé la marca para los Olímpicos”.
Se alista para las terceras justas, ¿personalmente cómo se siente?
“Con mucha más experiencia, no solo por los resultados que he obtenido. Percibo que he mejorado bastante y sé que ya no se trata solo de ir a los Olímpicos porque hice la marca. La primera vez que asistí era juvenil y no había mucha presión. En este caso es diferente, pues llevo dos años consecutivos entre las 5 mejores del mundo”.
¿La marca que hizo la deja tranquila o hay que mejorar mucho?
“Hay competencias de marcas, otras de posición como en los Juegos Panamericanos donde solo importaba la medalla. Pero desde que salí a competir me esforcé, quería repetir el registro que me dio el cupo a Tokio e hice récord de ese campeonato en Lima. Depende de la planificación y de lo que se busque”.
No ha podido terminar su carrera de Educación por sus compromisos, ¿qué significa el deporte para usted?
“Me dio todo lo que tengo, me sirvió sicológicamente para ser más fuerte, conocer personas, ser disciplinada. Es lo mejor para mí, el deporte me cambio la vida”.
Usted no buscó el deporte, él la encontró siendo juvenil. ¿Lo considera una lotería?
“No lo defino de esa manera, soy muy creyente y siempre digo que Dios a cada persona le da un don para desempeñarse en algo. Se trata de descubrir ese talento y dejarse guiar por personas que saben”.
¿Y qué le ha dejado?
“Esto es como un tren, personas que llegan, permanecen, se suben y bajan, pero siempre hay gente especial y por diferentes circunstancias se quedan en uno. Viven como parte de la familia. Soy de pocos amigos, estos tienen que ser verdaderos”.
¿Qué le dice a quienes piensan que ser deportista de alto rendimiento es fácil?
“Uno hace ver las cosas fáciles y de hecho muchas veces me han dicho, eso es solo ir a entrenar y ya. He invitado a muchos a acompañarme y no aguantan ni un día. La clave está es querer las cosas, saber para dónde vas, cuál es el sueño y el objetivo. De ahí en adelante, luchar hasta donde se pueda porque son muchas cosas las que hay que soportar y superar: dolores musculares, presiones sicológicas y lo que se presente en el camino”.
Hay que privarse de muchas cosas también...
“La familia, por ejemplo. Llevo todo este año que no he ido a Medellín. Solo mis papás vinieron una vez a estar conmigo en Bogotá. Hay que hacer muchos sacrificios”.
¿Hasta dónde proyecta su carrera?
“Depende de muchas cosas. Contando los que vienen, quisiera ir a otro Juegos Olímpicos, esperando ver cómo responde el cuerpo, las lesiones. Pero si estoy en óptimas condiciones”.
¿Qué tiene de especial la marcha que hizo que se inclinara por ella?
“Empecé en el atletismo y corriendo me iba bien, pero me dijeron, venga a la marcha que usted lo hace más natural. Dije, a mí como que no me gusta, pero acepté. Hay que intentar las cosas para saber si salen. Desde que empecé me fue súper bien y pensé, esto es lo mío y mírame donde voy”.
¿Qué piensa durante los recorridos tan largos, cómo distrae la mente?
“En una competencia hay que estar concentrada, la marcha es una modalidad muy técnica y en todo el recorrido hay jueces que están mirando si se hacen faltas. Si busco una marca, estoy pendiente del tiempo para regularme. Si es por una medalla, tengo que aguantar y mirar a las rivales sin descuidar la hidratación. Son muchas cosas que pasan rápido, así sean 20 km”.
¿Cuál ha sido el triunfo más especial?
“Todos son especiales, desde el primero. Pero el de los Panamericanos en Lima-2019 fue lindo, allí estuvieron mis padres, todo salió tal cual lo planeamos con el equipo de trabajo”.
¿Y el momento más triste?
“Muchos, pero el más difícil fue antes del Mundial de Doha cuando me encontraba con tres lesiones y me decían que mejor no fuera. Pero yo quería competir en Catar, tener esa sensación. Pasaron muchas cosas y yo dije, ufff Dios mío, nunca me imaginaba que podía superar eso, así competí y terminé quinta bajo 40 grados de temperatura, alta humedad y a las 11:59 de la noche”.
¿Qué significa ser la primera clasificada de Colombia a Tokio?
“Mucho, somos un país con demasiados deportistas y ser la primera en tener la marca para los Olímpicos, el evento más grande del deporte, no lo consigue cualquiera. Es un gran orgullo”