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Son hermanos de madres diferentes. Así podría calificarse la relación de Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, ya que cuando ingresan a la cancha parecen dos cuerpos con una sola alma. Los movimientos del otro lo tienen tatuado en la memoria, es como un vals que han ensayado desde que tenían cinco años, un vals que ahora es casi perfecto.
Pero esa compatibilidad que comparten cada vez que pisan una cancha dura, un césped o levantan un poco de polvo de ladrillo, también se mantiene intacta fuera de ella. Hace más de dos décadas, estos dos personajes comparten una vida, en la que los hoteles, el estar lejos de la familia, los triunfos y las derrotas han estado presentes.
En lo deportivo siempre se complementan. Farah es el hombre de la potencia. Su servicio es como un misil, es el as con el que defienden el turno al saque. Cabal es más estratégico. El hombre que lleva la calma y maneja los tiempos en la cancha.
“Confiamos 100% el uno en el otro, trabajamos hacia la misma dirección. Yo creo que a la larga eso hace mucha diferencia, sobre todo en los momentos duros, donde el uno tiene que motivar al otro. Nos complementamos bastante bien, ese es el secreto”, dijo Cabal en entrevista con El País.
Estos dos hermanos de vida, a pesar de que comparten un gusto mutuo: el tenis, tienen personalidades muy diferentes y sus caminos personales distan mucho el uno del otro.
Juan Sebastián es un tipo familiar. Un hombre que ahora tiene una prioridad que rompe la barrera del tenis: su hijo Jacobo. No desaprovecha el poco tiempo libre que le queda para compartir con su pequeño y su esposa Juliana Vásquez.
En su instagram, donde cuenta con más de 12 mil seguidores, Cabal destaca cada momento que comparte junto a su hijo y su esposa.
Por otro lado, Robert aún no dado el gran paso para conformar una familia. Aunque su corazón ya tiene dueña. La golfista española Belén Mozo, de 27 años, es por quien suspira este colombo-canadiense.
Aún conserva esa imagen de hombre soltero. Sus sexis fotos en instagram donde acumula más de 20 mil seguidores, en su mayoría mujeres que destacan su buen cuerpo y sus llamativos ojos verdes.
Pero a pesar de esas vidas, que por ahora toman un camino distinto en el ámbito personal, estos dos ‘hermanos’ del tenis tienen un objetivo en común. Un sueño que los desvela desde hace más de 20 años: ser los tenistas número uno del mundo.