Diferencias muchas y semejanzas varias. Nacieron en países distintos; una le lleva 12 años a la otra, pero ambas, de piel morena, corrieron y saltaron como canguros para salir de la pobreza en la que se levantaron, y gracias a sus cualidades en el atletismo, hoy son ejemplo de superación.
Veloces, fuertes, de piernas y brazos largos, que parecen elásticos al impactar en la arena, y una envidiable gracia que hace poner al público de pie en cada lugar en el que compiten.
Así son la colombiana Caterine Ibargüen y la venezolana Yulimar Rojas, quienes en el salto triple mundial vienen robándose miradas de admiración.
La antioqueña, de 32 años de edad y natural de Apartadó, recordó recientemente en una entrevista a EFE, que por las dificultades económicas en su hogar, los primeros zapatos que usó en una competencia fueron los de su madre Francisca. “Yo se los quité, le dije que me los diera, y con esos empecé. Siempre fui de pie grande, entonces me servían”.
Mientras que la caraqueña, de 20 años, no olvida que de pequeña sufría para que el rancho en el que vivía no se cayera. Varias noches pasó en vela por culpa de la lluvia, la cual se colaba por el techo y caía sobre su humanidad, como lo reseñan algunos medios de su país.
Tal vez ese sufrimiento de niñas llevó a fortalecer sus mentes, y a no conformarse con lo mínimo. Cuando están en un evento se muestran con nervios de acero ante la presión.
Ambas vienen dejando con la boca abierta a propios y extraños cada vez que exhiben sus cualidades en una modalidad en la que ya dieron un recital de poderío y superioridad en su última confrontación, que tuvo lugar en Doha, Catar, hace nueve días, con motivo de la primera reunión de la Liga de Diamante..
Caterine, reina mundial de esta modalidad en los últimos tres años, mostró su experiencia al vencer con un marca de 15,04 metros a Yulimar. Pero esta jovencita, con un biotipo que impresiona, evidenció, con un registro de 14,92, que también tiene madera para volar alto como Ibargüen, a quien estudia por videos y elogia por su talento.
Entrenadas por dos cubanos, Ubaldo Duany al servicio de la paisa e Iván Pedroso al mando de la venezolana, las zancadas y brincos de Caterine y Yulimar vaticinan más gestas. El dominio que ejercen es tan parejo, que ponen a soñar con el derrumbamiento de la marca mundial de salto triple (15,50 metros) en poder de la ucraniana Inessa Kravets desde 1995.
Su competitividad se considera apasionante, y eso que apenas van en la mitad de una temporada en la que se alistan para volar por el oro en los Juegos Olímpicos de Río.
Experiencia contra juventud, la nueva rivalidad del salto triple entre dos damas que corrieron a gran velocidad para salir de las angustias en que se levantaron, y con pasión, constancia y talento lo consiguieron.
Regístrate al newsletter