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Una aventura, así cataloga César Marín Londoño su experiencia en el trial, y cómo no si es el deporte que le ha permitido compartir con su hija Valentina, no solo el mismo espacio, sino la pasión por la adrenalina y las ruedas.
César, quien fue padre a los 17 años, y tuvo que perderse muchos momentos de la infancia de sus hijas para buscar el sustento, ahora vive de manera intensa el escenario que el trial les permite, pues junto a ella llega puntual los miércoles y viernes para cumplir la cita con la bicicleta, en el Parque Distrito D, ubicado junto al coliseo Carlos Mauro Hoyos, en Belén. Allí funciona la Escuela Popular del Deporte, en esa especialidad, que es orientada por Marco Montoya.
“Este es un plan divertido que disfrutamos en familia, porque durante la semana hablamos de lo que vamos a hacer. Y en el desarrollo de la clase siempre estamos comentando los avances, las dificultades y pequeños logros que alcanzamos, ya que es una disciplina que requiere mucha paciencia, concentración y perseverancia”, afirma.
Verlo en acción es impactante, con sus 115 kilos de peso, y gracias a su constancia ha logrado la habilidad para hacer piruetas sobre la bici y superar los obstáculos sin poner los pies en el suelo, algo clave para esta modalidad.
Eso, además de generarle felicidad, lo convierte en un ejemplo a seguir para quienes llegan a cada clase, en la escuela que cuenta con 35 practicantes divididos en cuatro grupos, por horario, “mas no por nivel”, afirma el entrenador.
Allí los deportistas son orientados por el profesor Marco Montoya, experto en trial, quien les facilita las ciclas y los implementos para practicar, todo sin costo. El único requisito es que sepan montar bicicleta, lo básico.
“En países como España, donde nació el trial, una clase con bici cuesta 60 euros (unos 227.000 pesos colombianos) y sin ella 40 euros (unos $151.000), y acá es gratuito y se facilita la bici para que practiquen, porque la idea es que esta nueva tendencia sea más popular. Por eso las personas interesadas solo deben acercarse a separar el cupo”, dice el profesor.
En la actualidad, las 35 personas entrenan allí, distribuidos por horarios, miércoles y viernes entre las 4:00 p.m. y las 8:30 de la noche, en sesiones de hora y media. Y los sábados de 9:00 a.m. a 12:00.
Otro punto en el que practican trial es en Envigado, ya que por medio del Inder de ese municipio se logró un convenio. Javier Zapata trasladó hasta allí los obstáculos que estaban en la antigua pista de Belén y empezó a enseñarles a las personas interesadas en aprender. Las citas son todas las tardes a partir de las 4:00.
Para el profe Montoya este es, junto a la natación, uno de los deportes más completos, pues se debe tener mucha fortaleza en todos los músculos del cuerpo para practicarlo. El nivel de dificultad es muy alto y la persona, además del equilibrio, necesita potencia para poder superar los obstáculos.
Pensamiento que comparte César, quien considera que esta disciplina le ha permitido, aparte de mejorar su salud, reducir el estrés diario. Padre e hija hacen parte del grupo de aprendices y ajustan cuatro meses entrenando.
Su meta es alcanzar un buen nivel para, más adelante, practicar moto trial, la disciplina que anhelan correr puesto que son unos gomosos de ellas.
“Somos una familia que ama las motos, y los fines de semana aprovechamos para montar en el Parque de El Salado o en el Escobero, hacemos trocha o el recorrido por la pista, mientras que los otros integrantes disfrutan del paisaje y la naturaleza”, coinciden.
Por ahora seguirán firmes en el bike trial, deporte en el que han conseguido amigos con quienes comparten el gusto y la pasión por la adrenalina que les genera estar sobre la bici.