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Trujillo, un corredor fiel al Clásico

“Como sea, virtual o presencial, hay que correrlo”, dice. Asistió a 5 mundiales de ciclomontañismo.

  • Carlos Trujillo, en su trabajo. Allí venden bicicletas y accesorios. Hay taller y alquilan ciclas para rodar virtualmente. FOTO Jaime Pérez
    Carlos Trujillo, en su trabajo. Allí venden bicicletas y accesorios. Hay taller y alquilan ciclas para rodar virtualmente. FOTO Jaime Pérez
02 de julio de 2020
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La bicicleta lo enamoró desde los 13 años y hoy en día, a los 40, todavía sigue pedaleando con las mismas ganas. Inclusive, esta actividad se convirtió en el soporte económico de su familia.

Carlos Trujillo, otro inseparable del Clásico EL COLOMBIANO, suma tantas participaciones que ya perdió la cuenta. El año pasado ganó ruta y ciclomontañismo en su categoría y señala que en su juventud estuvo a un paso de convertirse en ciclista profesional.

Sin embargo, 12 meses después de estar en Europa regresó a Colombia porque en la casa empezaron a presionarlo por sus estudios.

Vino y se graduó en Sicología en la UPB, profesión que ejerció en las divisiones menores de Nacional y de una filial de Bancolombia, pero hizo un receso para dedicarse al negocio familiar, Bicicletas Veloce, ubicado en el Mall Drive In en el sector de El Poblado. Allí ocupa todo su tiempo.

Creció corriendo en la modalidad de todo terreno y luego de asistir a los mundiales de ciclomontañismo en (Australia-1996), Suiza (1997), Canadá (1998), España (2000, ocupando el puesto 20, su mejor figuración) y EE. UU. (2001), se le presentó el chance de viajar al Viejo Continente para integrar la escuadra aficionada de ruta Salamanca Patrimonio Histórico de la Humanidad. Participó en competencias de Valladolid y País Vasco, entre otras. Vivía con el exciclista Mauricio Ardila que luego saltó al profesionalismo y quien sigue siendo su amigo.

A diferencia de otros sectores de la economía, el de las bicicletas no se ha visto tan afectado. Es por esto que Carlos se ha ausentado de algunas rodadas de los Miércoles de Clásico, pero dice que en el ascenso a Las Palmas, animado por su hijos Cristóbal y Milagros, y su esposa Paulina que también monta en cicla, volvió a sentir el ambiente del certamen benéfico que, según él, “hay que correrlo como sea, virtual o presencial”.

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