POR: LUZ MARÍA SIERRA | 12/02/2023
Por más de ocho años, el reportero gráfico Julio Cesar Herrera, ha registrado con su lente la vida de las calles de Medellín. Como ningún otro ha captado con sus imagenes las historias que se esconden tras esos rostros que habitan en los bajos de los puentes o en las profundas alcantarillas de la ciudad.
img
Alias El Cantante, Varela y Julio en la carrilera del tren viejo en el sector de la minorista llamado 'El inframundo'.

Cuando se habla de los mejores reporteros gráficos de la historia se menciona a Henri Cartier-Bresson y a Robert Capa, a veces también a Sebastiao Salgado. El francés retrató a los olvidados y a los vencidos. El húngaro capturó las imágenes más conmovedoras de la Segunda Guerra Mundial. Y el brasilero se ha encargado de retratar grandes tragedias de la humanidad.

No es exagerado poner sus nombres como abrebocas para presentar a Julio César Herrera, reportero gráfico de EL COLOMBIANO, y su trabajo Los Rostros de la Calle #Medellín. Los retratos y las historias que Julio ha recogido tal vez no tienen hoy punto de comparación. Porque estamos ante un trabajo único en el que se mezcla una profunda sensibilidad artística, con un gran sentido periodístico y sobre todo con una enorme dosis de humanidad.

Hay quienes podrán ver en él un trabajo de denuncia. Otros identificaran trazos poéticos de las fotos. Y algunos tal vez percibirán el grado de amor fraternal que inspira al fotógrafo a la hora de presionar el obturador de su cámara. Cuando Julio César era niño estuvo a un pelo de quedarse a vivir en la calle. Le fascinaba salir de su casa en Manrique y colgarse de cualquier bus que pasara con destino al Centro. Allí se encontraba con otros niños que, al verlo descalzo, lo invitaban a quedarse a vivir con ellos en ese universo que es el asfalto.

Julio nunca se puso como propósito hacer estas fotografías. Ocurrió al contrario: estas historias y estas fotografías lo buscaron a él. De casualidad un día, mientras hacía un trabajo para el periódico en Parques el Río, vio en un habitante de calle, una imagen tan atractiva, que lo quiso fotografiar. ‘El Indio’, al principio, se mostró huraño. Pero solo necesitó cruzar un par de frases para darse cuenta de la calidad humana de Julio y desde ese momento, esa sociedad que para nosotros puede ser tan ajena, los habitantes de Medellín que viven en la calle, debajo de los puentes o en lo profundo de las alcantarillas, le abrieron sus puertas de par en par.

Desde entonces han pasado ocho años y Julio se ha metido en las entrañas más esquivas de la ciudad para retratar seres humanos que tienen tremendas historias de vida: unos llevan más de 30 años en la calle. A otros los vio llegar casi desde el primer día, aún jóvenes, y luego los ha fotografiado con más años de calle a cuestas.


Escucha el podcast:

Escucha "312. #RostrosDeLaCalle: un viaje íntimo y visual a través de las vidas los habitantes de calle de Medellín" en Spreaker.