x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

70 años del día del golpe moral aliado

El desembarco de Normandía simbolizó el comienzo del fin de la II Guerra Mundial. E.U, probó su poderío.

05 de junio de 2014
bookmark
Infográfico
70 años del día del golpe moral aliado

Hitler esperaba el ataque en Calais, pueblo costero francés cerca a Holanda. La Operación Fortitude había dado resultado. El Führer, engañado por la maniobra de inteligencia aliada que hizo pensar a sus espías en esa localidad, envío la mayor parte del poderío militar alemán a controlarla. Pero la invasión marítima más grande de la historia sería lejos de ahí.

Los nazis sucumbían en el este, pero se creían todopoderosos en Europa occidental. Esa fue la importancia del 6 de junio de 1944 en la historia contemporánea: el golpe moral del Día D, que marcó la fase inicial de la batalla de Normandía, con la II Guerra Mundial en su ocaso. 

¿Qué tanta influencia tuvo para la derrota de los nazis? Expertos le contestaron a El Colombiano esa pregunta:

“Fue influyente pero no decisivo. Desde 1942 Stalin ya estaba avanzando en el frente del este, y E.U. se demoró casi tres años para decidir la invasión de Normandía. En el Día D, y sin la ayuda aliada, los rusos habían vencido en Stalingrado y Kursk. Estaban a las puertas de Polonia y seguirían igual avanzando”, dijo a este diario Carlos de Lorenzo, historiador y periodista, director del portal Historiavera.

“El Día D, en cuanto al equilibrio estratégico de la guerra no fue decisivo. Pero sí influyó, porque significó para Stalin una merma en la presión sobre su frente. Esto permitió avanzar más rápido y acabar la guerra antes”, explicó Germán Sahid, docente de la U. del Rosario.

Si no fue decisiva, ¿por qué sigue siendo importante la fecha? Sahid lo explicó: “fue el  día en que E.U. toma el poder militar a nivel mundial. También fue una apuesta económica a futuro. Las consecuencias geopolíticas se ven hoy. E.U. consolidó Europa Occidental para no dejarla en manos del comunismo”.

José Ángel Hernández, director del Departamento de Historia de la Universidad de la Sabana, coincidió con Sahid: “desde ese momento Europa y el mundo se partirán en dos, antes del comienzo de la Guerra Fría”.

Estrategia paciente frente a errores y carencias
Pero el Día D, encarnado en la Operación Overlord, fue un trabajo de años, de varias operaciones de reconocimiento, rastreo y bombardeo sobre las defensas enemigas. Y semanas antes del masivo desembarco, el general George Smith Patton Jr, uno de los destacados en la Segunda Guerra Mundial, hacía bulla desde el otro lado del canal de la Mancha, en Reino Unido, como supuesto líder de un ejército conformado por carros, blindados, y soldados ficticios. De los artillados se realizaron incluso copias a escala para engañar aviones y espías alemanes.

“Esto distrajo a las fuerzas alemanas, todo con la colaboración de Joan Pujol, doble agente español que logró hacer pensar a los nazis que el desembarco iba a ser en el paso de Calais, y que cualquier otro era solo una distracción para el verdadero”, explicó De Lorenzo.

Por este motivo ocurrió otro error estratégico de los alemanes, que permitió el éxito de la invasión. Hasta la llegada del “Zorro del desierto” Erwin Rommel, a las costas de Normandía (finales de 1943), las defensas contra un desembarco de tal magnitud eran mínimas. Rommel notó el riesgo y dispuso un refuerzo inmediato de las posiciones, con minas, ametralladoras pesadas y todo tipo de artefactos para frenar a los aliados que llegaran. Era muy tarde, pocos meses faltaban para solo cumplir con la orden del mariscal de colocar 20 millones de minas en la zona.

“Además, los soldados destinados a defender las playas que fueron invadidas no estaban en buenas condiciones. Unos provenían de las juventudes hitlerianas, otros eran viejos soldados reintegrados a las funciones, y los últimos eran prisioneros de guerra tomados del frente oriental”, agregó De Lorenzo.

A la 1 de la mañana del 6 de junio de 1944, 700 paracaidistas americanos y británicos tocaron tierra dispersos, contrario a como se planeó. Se esperaba que tomaran control de puentes clave para evitar una contraofensiva alemana en la zona. No obstante, consiguieron con penuria los primeros objetivos de la invasión. Al salir el sol empezaban los primeros bombardeos desde los navíos aliados. A las 7, los soldados desembarcaban.

Antes de eso ya los alemanes habían cometido otro error. Los generales Rundstedt y Rommel discutían dos estrategias distintas para defender la zona. El último abogaba por situar los tanques cerca, en la cabecera de las playas, para con todo el potencial de artillería repeler a los miles de soldados que bajaban de los navíos. Rundstedt, en cambio, comandante supremo del Ejército occidental de la Wehrmacht, quería dejar los tanques a 10 km de la playa y contrarrestar el avance desde el interior, donde consideraba que los tanques no serían alcanzados por fuego enemigo, en especial desde los buques.

Hitler transó las diferencias con una decisión intermedia, que no permitía desarrollar a cabalidad la estrategia de ninguno de los dos generales. “A lo largo de la guerra, este tomó decisiones erróneas, pero las que verdaderamente marcaron su caída fue su respuesta a lo que pasaba en el frente ruso”, dijo al respecto Hernández.

A la vez que errores, hubo también carencias. “Para el momento del Día D ya no pueden pretender ganar la guerra. Están en inferioridad aérea, y sus ciudades principales son bombardeadas por los aliados a diario”, agregó. Con la desventaja en los cielos más vulnerables aún se volvieron los otrora temidos Panzer y Tiger.

Esa inferioridad también se vio plasmada en una desigual disposición de soldados para los frentes occidental y oriental. “Solo el 30 por ciento de las divisiones alemanas pelearon contra estadounidenses, británicos y canadienses, el 70 por ciento estaba en el frente oriental, retrocediendo contra los rusos”, recalcó De Lorenzo.

Aún con todo esto, el Día D no se iba a ganar sin su cuota de sangre, y mucha. La estimaciones ponen la lista de muertos en al menos 20.000, solo el 6 de junio. Y no acabará nada allí. 300.000 muertos o más dejó la Batalla de Normandía y muchos otros vendrían en la lucha de las Ardenas y por cruzar el Rin rumbo a Alemania.

No fue en vano. El conflicto ya estaba sentenciado, pero el Día D perdura como un relato de miles de héroes anónimos que pensaban en el futuro del mundo tras su muerte.

Te puede interesar

¿Buscando trabajo?
Crea y registra tu hoja de vida.

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD