No será nada fácil para el presidente Juan Manuel Santos encontrar a una persona idónea, honesta y transparente que le quepan en la cabeza los retos, logros y problemas de tres sectores determinantes en el desarrollo del país: el agrícola, el pecuario y el pesquero.
Eso le reconocen, más allá de las críticas y aplausos a su gestión, aliados y detractores del saliente ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo Salazar. A él Santos le aceptó la renuncia el viernes pasado, después de tenerla en su escritorio desde mediados de abril.
Justo el 17 de ese mes, Santos salió a atajar rumores de la salida de Restrepo con un trino: "Minagricultura no ha renunciado. Hace rato ha dicho que cumplió su ciclo, pero le he pedido que se quede hasta que termine unos trabajitos".
Entre ellos estaba seguirle la pista al capítulo de tierras, el primero que discuten en La Habana Gobierno y las Farc dentro de la agenda de negociación y que está por concluirse.
A kilómetros de allí, desde la capital colombiana, Restrepo se convirtió en uno de los pararrayos del proceso de paz.
De un lado, han llovido las críticas de la guerrilla al considerarlo enemigo de la negociación porque denunció que las Farc, con el 36 por ciento de las declaraciones de víctimas, son el mayor despojador de tierras del país.
Pero de otro lado, también ha sido escudero del proceso ante los cuestionamientos reiterados de dirigentes como José Félix Lafaurie, presidente del gremio de los ganaderos, sin contar los sablazos del expresidente Álvaro Uribe Vélez, con quien ha tenido diferencias desde tiempo atrás, sin contar que el exmandatario consideró una traición de Santos haber llevado a Restrepo a su gabinete.
De su renuncia al cargo se comenzó a hablar desde antes del paro cafetero, que se logró conjurar por la intercesión del vicepresidente Angelino Garzón y unas ayudas adicionales al sector que superan los 800.000 millones de pesos.
A poco de cumplir mil días liderando la cartera, Restrepo supo hacerle frente a la protesta de los paperos, pero al tiempo crece el descontento en otros subsectores agrícolas por su gestión.
Sin duda, Santos pierde en un año preelectoral a uno de sus alfiles mejor preparados, pues su experiencia económica, fue ministro de Hacienda del gobierno de Andrés Pastrana (1998), sumó en la destreza para administrar recursos escasos ante las necesidades y de tiempo atrás, como ministro de Minas y Energía en la administración de César Gaviria, sabía sortear los problemas propios de la administración pública.
También Restrepo tiene cancha política y supo moverse en el Congreso para ayudar a impulsar lo asociado a restitución de tierras en la Ley de Víctimas, así como capotear duros debates de control político.
En el Senado se enfrentó a los cuestionamientos de Jorge Enrique Robledo, del Polo, quien ante su salida del Gobierno dijo a este diario que "es llamativo que se haya demorado tanto para renunciar. Sin duda la política de esa cartera ha sido un rotundo fracaso y la crisis agraria no es difícil de mostrar con paros de paperos, cafeteros, cacaoteros y de otros sectores afectados por las altas importaciones".
En contraste, Jenaro Pérez Gutiérrez, gerente de Colanta, la más grande cooperativa lechera del país, considera que Restrepo, junto a Gustavo Castro Guerrero (1983-1985) está entre los mejores ministros de Agricultura de la historia reciente del país.
Por su parte, Andrés Moncada Zapata, presidente del gremio de los avicultores (Fenavi) y Rafael Hernández Lozano, líder de los arroceros (Fedearroz), coinciden en que el sucesor de Restrepo, sea quien sea, le queda la "tareita" de darle impulso a locomotora agrícola que apenas despega, la internacionalización del agro, una modernización de la producción rural y mejorar las condiciones de vida del campo que aporta la quinta parte de los puestos de trabajo en el país.
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