La nueva Miss Universo, la angoleña Leila Lopes, quiere trabajar por los necesitados de África y aseguró que no teme ser víctima del racismo por el hecho de ser negra.
"Pienso trabajar por mi continente. Como Miss Angola trabajaba con programas en favor de los niños desamparados, personas con sida y ancianos", manifestó Lopes ya como soberana universal.
A Lopes, de 25 años y 1,79 de altura, los periodistas le plantearon el problema del racismo. "Felizmente el racismo no me afecta. Creo que las personas racistas son las que tienen que buscar ayuda por pensar de esa forma", expresó la soberana.
Lopes, que se definió como una persona "muy tímida", lloró al recordar los mensajes de apoyo que recibió por Facebook en los últimos días y contó que desde niña le decían que tenía porte de reina.
"Siempre tuve vergüenza cuando de niña me decían que yo algún día debería ser Miss Angola", señaló la estudiante de Administración de Empresas en una universidad londinense.
Antes de ella, tres concursantes africanas se habían hecho con este reconocimiento: Margaret Gardiner, en 1978 por Sudáfrica; Michelle McLean, de Namibia, en 1992; y Mpule Keneilwe Kwelagobe, de Botswana en 1999.
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