En el final de la larga falda que miraba hacia el cielo, Daniel Jaramillo escuchó una voz que le inflamó de ánimo el dolorido cuerpo que sentía el agobio de la escalada y el peso de los kilómetros en las piernas.
"Dale Mañelo, dale duro Mañelo", le gritaron sus amigos del pueblo a borde de carretera en esa loma de Jericó que cada vez que el ciclismo pasa por allí desafía la ley de la gravedad.
Esas palabras de aliento le sirvieron a Daniel Jaramillo para tomar fuerzas y recobrar así la camiseta de líder que había perdido en medio del diluvio que se vivió en la contrarreloj del día anterior, rumbo a Manizales.
Ese sábado, cuando el jovencito de 20 años se puso de nuevo la prenda blanquiamarilla como líder de la Vuelta de la Juventud, en el parque principal de Jericó, recordó lo dura que ha sido su vida para llegar a lo que disfruta hoy en Jardín, al lado de los suyos.
Cómo olvidar esa volada de la casa a los 12 años, para hacerse ayudante de un bus de escalera que viajaba a Riosucio.
Cómo no pensar en las largas jornadas en la fábrica de arepas, donde los pesos en la mano empezaron a convertirse en realidad.
Y qué tal el trabajo haciendo arequipe, panelitas y queso dulce en entretenidas tardes en Dulces del Jardín, bajo la atenta mirada de doña Mariela y don Gildardo.
Y cómo no agradecerle al celador del Cedep de Jardín, Diego Mesa, quien le brindó el consejo de dejar el atletismo por el ciclismo, donde podría hacer mejor labor, la que hoy refrenda como campeón de la Vuelta juvenil.
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