Alejandro Valverde (Movistar) se impuso este jueves en la decimoséptima etapa del Tour de Francia 2012, con lo que sumó la segunda victoria española en esta edición, y el británico Bradley Wiggins (Sky) dejó casi sentenciada la carrera gracias a que su escudero Christopher Froome no lo atacó.
El tramo final de la última etapa de alta montaña del Tour, entre las localidades de Bagnères-de-Luchon y Peyragudes, de 143,5 kilómetros, fue una exhibición de fuerza de Valverde y una muestra de que el gregario de Wiggins parece más fuerte que él.
La conversación de los dos británicos en los tres últimos kilómetros o Froome dejando, por momentos, de rueda a Wiggins serán las imágenes que se recordarán de este Tour 2012, en el que queda para la historia la incógnita de saber si Froome hubiera podido con Wiggins.
A pesar del trabajo durante toda la jornada del equipo Liquigas, poniendo un ritmo vivo en las subidas, el italiano Vicenzo Nibali no sólo no dispuso de fuerzas suficientes para atacar, sino que perdió unos segundos respecto a los dos mejores de la carrera.
En el Port de Bales, el único puerto de máxima categoría, fue donde Valverde se quedó en solitario en cabeza, tras liderar una fuga que fraguó en el descenso del puerto de Menté, el primero de la jornada.
Sólo el gran día de Valverde propició este segundo triunfo español, ya que por detrás el ritmo de subida fue siempre constante, con el italiano Ivan Basso al frente en la última subida al puerto de Peyragudes, de primera.
A falta de siete kilómetros, comenzaron los ataques atrás, en especial por parte del belga Jurgen Van den Broeck (Lotto), pero al final fueron Froome y Wiggins quienes pusieron en peligro el triunfo del español, que llegó 19 segundos por delante del dúo británico.
Transición hacia París
El pelotón pone este viernes rumbo al norte, con destino en París y dos paradas previas, la primera en Brive-la-Gaillarde al término de una etapa de transición, larga pero con poca dureza, que permitirá a los patrones de la general descansar tras el paso pirenaico y antes de la contrarreloj definitiva.
Tras la salida de Blagnac, a las afueras de Toulouse, la jornada tiene 222,5 kilómetros destinados, a priori, a una llegada masiva para que los esprinters se jueguen la victoria.
Será su penúltima oportunidad antes de la tradicional llegada en los Campos Elíseos.
A menos que una escapada llegue a colmo, para lo que cuentan con dos puertos de cuarta categoría en los 22 últimos kilómetros.
Los favoritos de la general velarán armas antes de jugarse los últimos detalles en la contrarreloj de Chartres, a las puertas de París.
La etapa, que cuenta con un total de cuatro cotas puntuables, la más dura de tercera categoría, servirá también para repartir puntos para la clasificación de la montaña.