Desde este miércoles a las seis de la tarde hasta el jueves a las siete de la noche, el servicio de urgencias de la clínica IPS Universitaria León XIII se declaró en alerta hospitalaria.
Esto significa que durante más de 24 horas las puertas estuvieron cerradas para recibir pacientes, a menos que estuvieran en condición extremadamente crítica. Ayer el turno le correspondió al hospital Pablo Tobón Uribe.
Que dos de las salas de emergencia más importantes de la ciudad acudan a esta declaratoria es una señal de alarma para la red hospitalaria. Esto significa que la demanda ha crecido y la respuesta de la red de salud en Medellín es insuficiente.
El director de la IPS Universitaria León XIII, Jaime Poveda explica que el servicio de urgencias de la institución está adecuado con 125 camillas para atender el flujo de pacientes habitual, sin embargo, diariamente tienen que implementar lo que se denomina “plan de expansión”, que supone la presencia de 200 o más personas esperando ser atendidas.
"Hay razones estructurales que explican esta sobredemanda de los pacientes", dijo el directivo y destacó que la inseguridad, el aumento de la población en el Área Metropolitana y l mayor expectativa de vida están presionando los sistemas de atención médica.
Para la doctora Martha Lía Arbeláez, coordinadora de Urgencias de la León XIII, otro elemento que aumenta la presión en las salas de emergencia, es la de los pacientes que no son oportunamente atendidos en los servicios de primer nivel o consulta externa en sus EPS o IPS. "Si una persona está enferma no puede esperar dos semanas a que le asignen una cita médica, por esto tiene que consultar por urgencias".
Pese al cierre del jueves, la médica afirma que los pacientes críticos fueron atendidos. "Está el caso de una madre gestante gemelar que rompió membrana y estaba en crisis nerviosa. El servicio de bomberos tuvo que venir con ella, le hicimos consulta teléfonica mientras llegaba, se le prestó servicio siquiátrico y se atendió con éxito su parto".
