Desde las más viejas series policiacas hasta hoy, en la realidad, es indiscutible lo determinantes que resultan dos factores para contener (mediante disuasión o combate) la delincuencia urbana: la fluidez de las comunicaciones y el tiempo de respuesta de los organismos de seguridad, la una atada al otro, son esenciales.
Este grupo editorial hizo el ejercicio de llamar y monitorear la posibilidad de reacción de las unidades de la Policía Metropolitana asignadas a cada uno de los 263 cuadrantes existentes en Medellín y el Valle de Aburrá. El resultado puede calificarse de desalentador: el 52% de los mismos no funciona; es decir, 137.
Los hallazgos, mediante este rastreo paciente que llevó tres días, especifican que luego de tres llamadas a los números correspondientes a cada una de esas microzonas en que se divide la metrópoli, para asuntos de seguridad, no hubo comunicación efectiva con los policías de turno. Aunque era un ejercicio de chequeo periodístico, lo sucedido significa que si fuesen ciudadanos en problemas reales hubiesen terminado robados, agredidos, heridos o, en el peor de los casos, muertos.
Está impreso en las nuevas camionetas un juego de palabras (acróstico) que les recuerda a los agentes SEA Policía: Servir, Escuchar, Actuar. No tenemos duda del gran ánimo de servicio que mueve a los uniformados. Tampoco del interés de que escuchen y actúen. Pero, lo advertimos al comienzo, se ven limitados por los equipos y los sistemas de comunicación disponibles.
Hay un número de teléfono celular para cada cuadrante -una línea, según entendemos- que puede verse fácilmente congestionada si coinciden las llamadas de varios ciudadanos para pedir ayuda. El equipo, dado ese mismo tráfico, puede agotar sus baterías rápidamente. O puede averiarse o extraviarse. Por fallas humanas (desconcentración o distracción), o por las circunstancias inesperadas que enfrenta un policía en las calles puede quedar fuera de servicio o cobertura.
Entendemos la buena fe y las ganas de acertar que asisten a los patrulleros, también a sus superiores que buscan “presionar” que los agentes contesten, pero “la realidad real” es que el mecanismo establecido aún es muy frágil y limitado. No se trata de la fuerza disponible, sino de entender que un policía o patrulla que no sabe dónde ni qué delito ocurre ni quién lo comete, pues sencillamente tendrá una capacidad de respuesta mínima o nula.
Tanto el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, como el vicealcalde de Gobernabilidad de Medellín, Luis Fernando Suárez, aceptaron esas fallas y expresaron su compromiso de corregirlas. A marzo próximo, la capital de Antioquia habrá pasado de 189 a 411 cuadrantes. Y hay otros 74 en los demás municipios del Valle de Aburrá. El tiempo apremia.
De la investigación hecha, preocupa que en 103 cuadrantes las llamadas se fueron a “correo de voz”. Otras 25 no prosperaron porque no hay línea asignada y en 9 definitivamente no contestaron. En Medellín, dos de las comunas más azotadas, la 13 y Centro, estuvieron entre las de mayor ineficiencia (33 cuadrantes incomunicados). Y Bello e Itagüí, siempre agitados, fueron los municipios más descubiertos (22 cuadrantes).
Entre tanto, la delincuencia sofistica sus métodos, incluidas las comunicaciones. El esfuerzo requiere líneas y sistemas suficientes y eficientes. De lo contrario, la delincuencia en las calles seguirá superándonos.
Cuadrantes deben mejorar sus líneas y su complemento con la línea 1, 2, 3
Por Iván Darío Sánchez Hoyos
Secretario de Seguridad de la Alcaldía de Medellín
No desconocemos la crítica. El esquema de comunicaciones de los cuadrantes tiene limitaciones. Pero, como el Gobierno Nacional, creemos totalmente en su eficacia operativa. A final de 2014 esperamos tener 500 cuadrantes en Medellín, debidamente dotados de móviles y funcionando lo mejor posible.
Hay otro análisis: el 1, 2, 3 debe seguir siendo una línea de atención clave para seguridad ciudadana y emergencias, que se complemente de la mejor manera con los cuadrantes.
Si en este momento hay 50 o 100 que no contestan, la realidad es que deberían contestar en todos los cuadrantes. De eso somos conscientes y haremos los ajustes necesarios.
Pero sabemos las limitaciones de cobertura que tiene la red de móviles. Sin duda, el cuadrante acerca más a Policía y ciudadanía, pero hay que ser conscientes de esas limitaciones y no dejar de pensar en la eficacia del 1, 2, 3, sistema al que le estamos renovando toda su tecnología.
Manejar varios teléfonos de cuadrantes (trabajo, casa, mamá, novia, colegios) es complejo y esa es la centralización que nos da el 1, 2, 3, que no deja de ser importante.
Vimos falencias en equipos y dotación y vamos a corregirlas. Habrá más celulares y herramientas. Y mejor reacción. Todo con la revisión de procesos que obligó el informe.