Brasil no tuvo rival en el Circuito Mundial de tenis de mesa que se cumplió en el coliseo Rodrigo Pérez Castro de Medellín. Superioridad grande ante contendores que vieron como, de cuatro títulos disputados, todos se los llevaron los brasileños.
Damas y varones se alzaron con los cetros en infantil y juvenil, gracias a un trabajo que comienza en las diferentes escuelas que se montan en todo ese país y luego los que se destacan se pulen participando constantemente en torneos en el exterior. "Antes, había mucha influencia de las escuelas de Europa y Asia, pero ahora podemos decir que nosotros tenemos nuestro propio camino y comienza con un trabajo desde los infantiles, que salen de las diferentes escuelas que existen en Brasil", dice Lincon Yasuda, técnico brasileño.
Según Yasuda, se preparan desde abajo en dos aspectos fundamentales. "Fuera de la técnica en que tengan una fuerza mental muy grande y estén preparados para cambiar las situaciones difíciles".
A la par, hay una exigencia máxima de entrenamiento, que los lleva casi a estar de tiempo completo en la práctica del tenis de mesa. "Los jugadores entienden que para sobresalir hay que dedicarse de lleno y por eso la práctica solo la combinan con el estudio. Se les lleva a jugar todos los torneos nacionales y los que muestran muchas condiciones se les hace una preparación que incluye mucho roce internacional, porque este es un deporte que necesita roce con deportistas de otros países", dice Lincon.
Para pulir jugadores, tienen claro que hay dos vías: infantiles y juveniles son llevados a eventos latinoamericanos y suramericanos y los mayores a otros en Europa y Asia.
"En los primeros hay una presión mayor, porque se forman para que sean campeones y dominen los eventos del área. Los segundos se moldean con tinte mundialista y son los que constantemente viajan a Europa y Asia, principalmente Alemania, Francia y Japón", aunque reconoce Yasuda que desde hace unos 10 años, tienen una influencia grande de China.
Lo otro que anima a los jugadores es que tienen la posibilidad no solo de recibir ayuda del Gobierno local o nacional, sino recibir dinero por participar en los torneos que se hacen durante el año.
"En Brasil tenemos mucho apoyo. Además, uno se hace profesional y le pagan por jugar en la Liga, que es un campeonato a nivel de clubes que se juega durante todo el año. Esto nos da mucho más nivel", son las palabras de Matheus Shimoki, nacido en Brasil, pero de origen japonés.
Matheus reconoció que muchos países vienen trabajando muy bien y por eso en Medellín se sorprendió con algunos rivales que dieron la pelea y les ganaron en el Latinoamericano, campeonato en el que perdieron varios títulos.
"El Latinoamericano fue diferente, hubo rivales muy fuertes, pero me sorprendió Puerto Rico en la rama femenina y Venezuela en masculino", dice en un fluido español, que aprendió porque le ha tocado jugar muchos campeonatos en países donde se habla este idioma.
Pero así las distancias se hayan acortado, Brasil es potencia suramericana del tenis de mesa y de talla mundial.
Pico y Placa Medellín
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