El campo de la cirugía cutánea con láser ha evolucionado con rapidez en las últimas dos décadas, impulsada por las innovaciones tecnológicas y la fuerte demanda de nuevos procedimientos que han minimizado los efectos adversos, y acortado el tiempo de tratamiento y aparición de resultados. Los primeros equipos láser aparecieron en los años setenta, emitían luz visible o infrarroja para cortar, coagular o hacer ablación de tejidos de forma no selectiva. Aunque estos aparatos fueron utilizados en ciertas enfermedades como hemangiomas y manchas vinosas, eran operadores dependientes y tenían ciertas complicaciones como las cicatrices debidas al calor que producían en el tejido.
La era moderna del láser comenzó en 1983, cuando Anderson y Parrish publicaron en la revista Science su novedoso concepto de foto termólisis selectiva (Ftls), allí se explicaba cómo podían tratarse con seguridad y efectividad hemangiomás capilares en niños al utilizar la luz láser. Posterior a ello se ha empleado este concepto para desarrollar tratamientos más eficaces dirigidos a muchos otros problemas cutáneos, como la eliminación de tatuajes, de lesiones pigmentadas benignas y del vello no deseado o excesivo. El conocimiento de la Ftls definió una manera de focalizar la lesión térmica deseada en el tejido, a la vez que se minimizaba el daño colateral en las áreas circundantes sanas.
A diario se desarrollan nuevos sistemas láser con mejores dispositivos de enfriamiento, que mejoran su seguridad y aumentan las probabilidades de tratamiento en todos los tipos de piel, esto permite hacer llegar más profundo el rayo láser para causar remodelación dérmica, por medio de una reacción térmica profunda, que produce estimulación y remodelado del colágeno dérmico sin sacrificar la integridad de la epidermis (piel superficial), aunque se requiere mucho tiempo y varias sesiones para obtener mejorías pequeñas.
Los tratamientos ablativos con láser como el de CO2 o el Erbium son la piedra angular del tratamiento de arrugas profundas y cicatrices deprimidas de acné, pero tienen el inconveniente de ser invasivos y causar daño de la epidermis, esto genera dolor y un prolongado período de recuperación, además de posibles complicaciones como manchas y cicatrices.
La tecnología fraccionada comenzó en el 2003, utiliza los sistemas ya conocidos como el CO2 y el Erbium (láseres ablativos), aprovecha un software y unas piezas de mano especiales, convierten un rayo láser en múltiples puntos microscópicos que son disparados a la piel, deja áreas de piel respetadas lo que permite continuar a la piel con su efecto de barrera y a su rápida repitelización, mejora los tiempos de recuperación. Los rayos fraccionados permiten llegar a diferentes niveles de profundidad, forman una columna microscópica de daño del tejido que luego se regenerará con nuevo colágeno lo que causa el efecto terapéutico sobre cicatrices deprimidas y arrugas. La mayoría de los pacientes tienen mínimos efectos adversos, poco tiempo de incapacidad y mejoría del tratamiento en una semana. El láser fraccionado es de elección en el tratamiento de arrugas o líneas de expresión alrededor de los ojos o la boca, daño solar, estrías rojas y cicatrices de acné.
Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4