Los bancos centrales no pueden solucionar los problemas que otros eluden. Las dificultades de la economía mundial están bien enraizadas y exigirán soluciones profundas. Con estas alertas el director del Banco de Pagos Internacionales (BPI), organismo que representa a los bancos centrales del mundo, Jaime Caurana , pidió acciones más eficaces a los Gobiernos implicados en la crisis global.
En su discurso ante los representantes de los bancos centrales reunidos ayer en la asamblea general en Basilea (Suiza), Caruana señaló que "el ajuste fiscal, la consolidación de los balances bancarios y otras reformas necesarias no pueden aplazarse hasta que lleguen tiempos mejores".
Y dijo que recurrir a los bancos centrales sin actuar en otros frentes acabaría minando la confianza y aumentando los riesgos para la estabilidad macroeconómica y financiera.
"Los países con posiciones fiscales más débiles y con mayor dependencia de la financiación externa deberán actuar con rapidez. La mayoría de las economías avanzadas no pueden permitirse el lujo de esperar", según Caruana.
Explicó que desde que estalló la crisis, el total de activos de los cinco bancos centrales de las principales economías avanzadas ha sobrepasado los 9 billones de dólares, o más de un 13 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, duplicando con creces su promedio anterior a la crisis, cercano a 4 billones de dólares.
La Reserva Federal mantiene ahora un 11 por ciento del total de deuda pública estadounidense en circulación, y el Banco de Inglaterra más del 18 por ciento de la deuda pública del Reino Unido.
El Eurosistema se ha visto obligado a adoptar un papel desproporcionado en el sistema financiero de la zona del euro, dijo el director gerente del BPI.
"La política monetaria no puede resolver los problemas fundamentales que frenan el crecimiento sostenible", según Caruana.
¿Hacia dónde?
Añadió que la expansión sin precedentes de los balances ha llevado a los bancos centrales a un terreno desconocido.
"Al no tener referencias pasadas, será difícil calibrar y endurecer la política monetaria cuando inevitablemente llegue el momento", dijo el exgobernador del Banco de España.
Consideró que la consolidación fiscal es fundamental para restablecer la sostenibilidad fiscal y también para preservar la credibilidad de la política monetaria, ya que si los mercados perciben que las decisiones de política monetaria están limitadas por las necesidades de financiación de los gobiernos, la capacidad de los bancos centrales para controlar la inflación podría llegar a verse comprometida.
Por su parte, el gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer , declaró que "aún no hemos alcanzado el objetivo de crear un entorno financiero sólido y estable para la economía mundial".
Para alcanzarlo, agregó, la comunidad internacional debe intensificar su cooperación para reducir los desequilibrios financieros mundiales y mejorar la regulación financiera global.
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