Bolivia votó ayer en unas elecciones presidenciales que le dieron el contundente triunfo al mandatario Evo Morales, exsindicalista cocalero que busca consolidar los planes sociales y aumentar el rol del Estado en la economía para prolongar la bonanza que llevó la pobreza a mínimos históricos.
Con el impulso de sus nueve años de "socialismo originario", las votaciones le dieron al carismático Morales la ventaja necesaria para un tercer mandato consecutivo, en el que analistas esperan que continúe la prudencia fiscal pero con una mayor apertura al sector privado y la inversión extranjera.
Desde las cumbres andinas a la selva amazónica, poco más de 6 millones de bolivianos estaban convocados a las urnas, en medio de una nutrida presencia policial.
"Yo (voté) por el presidente Morales. No quiero que volvamos al pasado con esos candidatos de derecha", dijo a Reuters Flavia Núñez, una oficinista de 50 años.
Morales, un indígena aimara de 54 años que gobierna un país donde los pueblos originarios son la mayoría de la población y que durante décadas fue sacudido por inestabilidad política, ha recuperado recursos para el Estado nacionalizando empresas en sectores clave como hidrocarburos, minería y telecomunicaciones.
Manteniendo la disciplina en las cuentas públicas en medio del auge en los precios del gas que exporta la nación, logró aumentar el gasto público, construir escuelas, carreteras y financiar planes sociales que ayudaron a bajar la pobreza en más de 15 puntos porcentuales, ganando gran base de apoyo.
Aunque Morales con su discurso revolucionario llevó a Bolivia al club de países "antiimperialistas" que en la última década ha desafiado la influencia de Washington, se ganó al mismo tiempo los elogios de Wall Street por su manejo macroeconómico, que llevó al país a crecer a un promedio anual superior al 5 por ciento desde que asumió en el 2006.
Desde un centro de votación en la tropical zona selvática de El Chapare, donde cultivó hojas de coca de joven, Morales lanzó ayer críticas a sus opositores y llamó a los bolivianos a sufragar. "Vengo como uno más, hermanos y hermanas, a votar", sostuvo.
Las elecciones se llevaban a cabo en el día que se conmemora el descubrimiento de América, una fecha que fue rebautizada por Morales como el "Día de la Descolonización".
"Que Evo siga haciendo lo que está haciendo. Antes había mucha discriminación, mucha humillación, mucho racismo. Hoy en día eso ha cambiado", dijo a Reuters Florinda Mamami, una vendedora de 34 años en la aldea rural de Achocalla, cerca de la capital.
Los retos de Morales
El Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales aspira a revalidar también su dominio del poder legislativo favorecido por la fragmentación del voto opositor, después de que sus adversarios fueran incapaces de sellar una alianza.
Morales, que asumió en el 2006 como el primer presidente indígena de Sudamérica, aún tiene muchos retos pendientes si gana un nuevo mandato de cinco años hasta el 2020, que ha prometido sería el último.
El país sigue dependiendo casi exclusivamente de las exportaciones de gas y no ha logrado un avanzar en una industrialización sostenida, el combate contra el narcotráfico se hace cada vez más difícil en el tercer mayor productor mundial de cocaína, y las protestas laborales -desde médicos a mineros- se multiplican.
"Votar es lo único que puedo hacer para salir de este Gobierno autoritario y eso es lo que he hecho", dijo Carlos Suárez, un ingeniero de 48 años en La Paz.
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