En tiempos de las fiestas de San Fermín, en España, uno de los acontecimientos taurinos más famosos, la polémica de la tauromaquia se vuelve a encender en Medellín.
El alcalde Aníbal Gaviria ya ha expresado su deseo de que las corridas no incluyan crueldad ni muerte del animal.
En el mismo sentido, 17 de los 21 concejales acaban de presentar un proyecto de acuerdo que ya está radicado con el número 43 de 2012 y busca que en corridas de toros, novilladas, peleas de gallos y otros espectáculos similares que se hagan en la ciudad, descritos en el artículo 7 de la Ley 84 de 1989 (Estatuto Nacional de Protección de los Animales), no se utilicen "elementos que laceren, mutilen, hieran o den muerte al animal".
Así, la ciudad entraría en la onda de las corridas incruentas, que se han practicado en Las Vegas, Estados Unidos, y que implican la eliminación de los tres tercios de la faena: pica, banderillas y muerte del toro.
El proyecto de acuerdo dice que si el espectáculo tiene programado el sufrimiento o el dolor del animal, el alcalde o su delegado "deberá ordenar la modificación de su desarrollo, la prohibición o la suspensión".
Además, los responsables del espectáculo firmarían un acta en la que se comprometerán a cumplir la nueva norma.
Los corporados basan su propuesta en la Sentencia C-666 de 2010, de la Corte Constitucional que, aunque permite estos actos en los lugares y tiempos que tradicionalmente se han hecho, resuelve que los animales "deben, en todo caso, recibir protección especial contra el sufrimiento y el dolor durante esas actividades".
Además, invocan un fallo del Consejo de Estado, del mes pasado, que alude a que los animales deben tener una muerte digna y sin sufrimiento.
Por su parte, los taurinos se apegan a la Ley Nacional Taurina (916 de 2004) y a la misma sentencia de la Corte, que permite las corridas en el país.
Los concejales quieren hacer los dos debates en julio y aspiran a que en octubre esté aprobado el proyecto.
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