Mi querida robot. Por fin hay buenas noticias para la televisión colombiana. O mejor, buena noticia, y la trae Alexandra Montoya, esa extraordinaria dama de la radio en la Luciérnaga, y ahora en la TV con su programa "Sí hay con quien" donde se muestra como la sin par en el país. No hablo ahora del programa porque yo sólo soy experto en alexandras. (Llama al Cuentahuesos al programa...).
Esto de las monedas se vuelve a veces algo sin pies ni cabeza. Hemos oído decir la otra cara de la moneda y sucede que la otra cara de la moneda no es cara sino sello. ¿Cómo entendemos esta vida? Donde se mete la plata todo es un problema.
En este momento tenemos en Colombia más de ciento sesenta y una especies animales en extinción, sin contar el Congreso. Y lo más grave es que con la crisis de religiosidad que sufrimos en la actualidad también está en peligro de extinción el Ave María...
La cantidad de cosas que no entiendo: los colombianos andamos padeciendo porque los gringos no quieren firmar el famoso Tratado de Libre Comercio y ahora resulta que para el año dos mil diez vamos a tener firmados nada menos que cincuenta y cuatro tratados.
El seleccionado de fútbol colombiano no pudo vencer al combinado de Francia. Y, como siempre, los inconformes pusieron el grito en el cielo por la incapacidad del equipo. Pero estos criollos inconformes no pensaron que se estaba enfrentando al campeón mundial.
PAUSA. Ella dice: voy a conseguir un novio buen MOZO... ¿En qué quedamos, amiguita?
Se predicen muchas cosas para el futuro. Una de ellas es el regreso al pasado, porque como es bien sabido, la historia se muerde la cola, o si no que lo digan las colas en los trajes de las damas que cada vez se parecen más a las que usaba mi abuela hace ya no sé cuántos años. Una de las predicciones más desconsoladoras del mundo es la que han dicho algunos futurólogos cuando aseguran que dentro de medio siglo estaremos haciendo el amor con una máquina, es decir con un robot.
Si eso no lo espanta no sé qué puede causarle un estrés mayúsculo. Porque en verdad cambiar a Miss Universo por una computadora de tacón alto sí queda como muy cuesta arriba. Sin embargo, y pese a lo grave del anuncio a veces pienso que el asunto no es como tan dramático, y les digo la razón por la cual no me asusta la noticia.
A estas horas de la vida llevo más de medio siglo, mucho más, al lado de una máquina de escribir, ahora convertida en computadora y la he llegado a ver como una especie de "compañera", y en verdad lo es, porque ellos, la máquina y el computador, me han alimentado durante muchos años, que es lo que hacen algunas mujeres con muchos hombres. Total que no se asusten. Lo único que no deben hacer es acostarse con el robot porque uno no sabe qué se le puede ocurrir a media noche a una máquina tan "sabida". Y además, los ratones son muy juguetones...
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