El serbio Novak Djokovic será a partir del próximo lunes, 4 de julio, el número uno del tenis mundial, puesto que alcanza por primera vez en su carrera al clasificar a la final del torneo de Wimbledon y del que desbancará al español Rafael Nadal gracias a su victoria de este viernes ante el francés Jo-Wilfried Tsonga.
El español, que disputará este viernes la semifinal ante Andy Murray, perderá así el número uno del mundo después de 56 semanas, aun cuando éste revalidara su título de 2010.
Por su parte, Djokovic se convierte, a sus 24 años y 43 días, en el jugador con más edad entre todos los tenistas en activo en el momento de alcanzar el primer puesto mundial por vez primera.
"Es difícil expresar con palabras lo que se siente al estar en la final", dijo Djokovic a pie de pista nada más terminar su encuentro, en el que perdió dos bolas de partido en el tercer set antes de amarrar la victoria en el cuarto.
Djokovic venció a Tsonga con parciales 7-6(4), 6-2 y 6-7(9) y 6-3 en cerca de tres horas de juego.
El australiano Lleyton Hewitt tenía 20 años y ocho meses cuando tocó el número uno, el estadounidense Andy Roddick había cumplido ya los 21 años y dos meses cuando lo hizo, Rafael Nadal 22 años y dos meses, Roger Federer tenía tres meses más que el español cuando se posicionó por primera vez en el número uno, mientras que Juan Carlos Ferrero se encontraba ya en sus 23 y seis meses.
Novak Djokovic acaba así con la supremacia instaurada por Roger Federer y Rafael Nadal en esa posición desde que el suizo alcanzó el podio de la ATP el 2 de febrero de 2004 para retirar al estadounidense Andy Roddick.
El juego ante Tsonga
El segundo favorito del torneo quiso comunicar lo "muy contento" que se siente por "estar jugando bien" esta temporada y recordó que, pese a ser un deporte individual, alcanzar la final de un Grand Slam no se consigue "sin el apoyo de los más cercanos", que estuvieron siguiéndolo en directo.
Su rival, Tsonga, duodécimo favorito, lideró el partido nada en el comienzo. Si bien su servicio fue apabullante durante todo el torneo para liderar el ranquin de sacadores hasta ahora con 120 "aces" (en seis partidos), su resto también se colocó este viernes a la misma altura. Rompió el servicio de Djokovic en el primer juego del encuentro.
Ese mérito supuso una gran suma de credibilidad para el francés, que jugaba por primera vez unas semifinales en Wimbledon.
En el segundo juego el serbio estuvo a punto de devolver la ruptura a su rival, pero éste jugó con tal seguridad que se encaraba a la red cada dos por tres y siempre con acierto.
Djokovic se dedicó a mover al adversario de lado a lado de la pista, pero éste, incansable, se hizo omnipresente. Incomprensiblemente para el público, Tsonga llegaba a todas las bolas. Djokovic se desesperaba. Eso lo llevó a lanzar la pelota fuera de la pista en el momento más decisivo y dejar correr así la primera de las siete bolas de "break" que tuvo en el set inicial.
El serbio había llegado a Wimbledon tras vivir la mejor racha de su carrera -hasta su derrota en Roland Garros ante Federer acumuló 43 victorias seguidas- y su deber era cumplir este año las expectativas y, al menos, medirse a Nadal en la final o, incluso, levantar su primer trofeo del All England Club.
Llegado el octavo juego, Djokovic encontró la ocasión de oro multiplicada por dos. Jugaba nervioso y erraba cuando no se lo podía permitir. Se le iban acumulando las bolas de "break" sin saber cómo manejarlas.
Finalmente, fue Tsonga el que flaqueó, en el décimo juego, al servicio. Después de haber salvado tres bolas de rotura, cometió una doble falta cuando iban 40-40 y le dio la ventaja a su contrincante. Le puso en bandeja el punto y el marcador se igualó: 5-5.
Obligados a debatirse en un desempate, Djokovic no hizo más que esperar a que Tsonga se precipitara en sus decisiones y fallara en los peloteos. Le hizo el primer 'mini-break' para firmar el 2-4, pero, de nuevo, no fue labor del serbio. Tsonga había dejado la bola en la red y ofrecido el punto a su rival.
El francés ya no levantó cabeza y allanó el camino a Djokovic para salir triunfante de ese primer set que se alargó 65 minutos.
Las aspiraciones de Djokovic, entre otras, son mejorar su marca en hierba, donde hasta ahora lo máximo que había hecho era coronarse finalista del torneo de Queen's en 2008 y en el de Halle en 2009. Si gana mañana, se convertirá en el tercer hombre de la Era Open en lograr su primer título de hierba en Wimbledon, después de Michael Stich (1991) y Andre Agassi (1992).
La segunda manga fue puro gobierno de Djokovic, que rompió ya en el primer juego y repitió la hazaña en el quinto. Fue el menos emocionante para el público, que quería volver a presenciar el combate a vida o muerte con el que les deleitaron estos dos jugadores.
Y así fue. En el tercer set volvieron a frecuentar la red y a sentenciarse uno al otro con agresivas voleas que desataban calurosos aplausos en las gradas, donde se sentaron hoy, por ejemplo, la actriz estadounidense Laura Linney y Pippa Middleton, hermana de Catalina, duquesa de Cambridge y esposa del príncipe Guillermo de Inglaterra.
Ese tercer parcial consistió en un tira y afloja entre Djokovic y Tsonga, que se rompieron el servicio repetidamente e hicieron de éste un enfrentamiento a sangre fría. De nuevo, se vieron abocados al desempate.
En él, Tsonga levantó dos bolas de partido y, en la tercera bola de set que se le presentó, anotó el punto para acortar distancias con su rival: Djokovic dos sets arriba frente a uno de Tsonga.
Por su condición de "underdog", como denominan los ingleses al menos favorito de un encuentro, Tsonga se metió al público en el bolsillo y le animaba a estirar el partido.
Lo hizo durante un set más, el cuarto, que empezó con dominio absoluto para Djokovic. El serbio quebró el saque de su contrincante en el segundo juego y ese instante lo encaminó hacia la victoria, conseguida pese a su menor nota en cuanto a puntos ganadores. Djokovic anotó 34 frente a los 41 de Tsonga, pero los 29 errores no forzados del galo jugaron a su favor (Djokovic tuvo trece).