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Doblemente malo

31 de julio de 2008
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Si para el mundo comercial la sonada noticia del fracaso de la Ronda de Doha fue muy mala, para Colombia y especialmente Antioquia, la ruptura del acuerdo paralelo que conseguía que la Unión Europea bajara el arancel que le cobra al banano latinoamericano, es devastadora, máxime cuando los bananeros ven en la apertura de nuevos mercados, especialmente en el Viejo Continente, una alternativa para aliviar las pérdidas causadas por la revaluación del peso frente al dólar.

Sobre el fracaso de Doha hay mucho que agregar, aunque el diagnóstico siempre fue malo. El tira y afloje entre los países industrializados y los subdesarrollados, por los subsidios agrícolas, no es nuevo y es una escena que se repitió año tras año desde 2001, sin luz al final del túnel. Desde hace más de un lustro, no se han podido poner de acuerdo frente al llamado Mecanismo de Salvaguardia Especial, estocada final de la Ronda.

Era absolutamente previsible que justamente en este 2008, marcado por una incipiente crisis alimentaria mundial, el tema de los subsidios a los cultivos de alimentos, especialmente a los cereales, llevara al traste las negociaciones. Nunca antes las posiciones de negociación fueron tan radicales entre los países del G-8 y los llamados Bric (Brasil, Rusia, India y China).

Y con Doha sepultada, el acuerdo bananero que suponía para los cultivadores latinoamericanos que a partir del próximo primero de enero la tarifa de importación se reduciría de 176 euros por tonelada a 148, y llegaría a los 114 euros por tonelada en 2016, no se dio, y todo seguirá en un litigio sin fin.

La ruptura del acuerdo inicial que ya se había logrado, y que nos puso muy felices, fue un duro golpe para un sector del agro duramente afectado por la revaluación del peso frente al dólar, por el exceso de lluvias en un año de duro cambio climático y por otros factores de violencia que aún les hacen mella a los bananeros colombianos afincados en Urabá y Magdalena.

Debemos tener en cuenta que las exportaciones de banano colombiano a los países de la Unión Europea (segundo mercado mundial para la fruta) rondan los 1.160 millones de toneladas y generan divisas superiores a los 650 millones de euros cada año. Es uno de los renglones de exportación más importantes del país, por eso la pelea legal para que se bajen esos aranceles se debe seguir dando en los tribunales internacionales.

Por ahora las autoridades comerciales colombianas no pueden perder 16 años de duros y costosos litigios internacionales ni dejar que los europeos partan de cero nuevamente en las discusiones sobre los aranceles para el banano del nuevo mundo. Se necesita de un ministro de Comercio activo en el tema, al igual que de una Cancillería que logre unir esfuerzos en varios países de América Latina para dar una pelea juntos. Hoy más que nunca, los bananeros necesitan de un Gobierno solidario con su batalla, y para tal efecto, deben lograr que el gobierno ecuatoriano sea un aliado, máxime si se tiene en cuenta que el vecino país es el mayor exportador de la fruta en el mundo.

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