El lunes 3 de diciembre apareció en este diario una columna de opinión de un joven, que hace parte de los Nuevos Talentos, sobre la educación en Antioquia. El título de su artículo dice mucho, "La educación, la más afectada". Y tiene toda la razón. No se trata de locales cómodos y bien construidos. Eso debe ser así, pero no es suficiente. Como tampoco es suficiente una alta cobertura, aunque sí es necesaria.
Dice el joven articulista: "Resulta que durante ocho años, primero con Sergio Fajardo y luego con Alonso Salazar, estuvimos encantados en la ciudad con "Medellín la más educada", la cual tuvo importantes avances en cobertura, pero preocupantes deficiencias en calidad, tal como quedó evidenciado en un completo informe publicado recientemente en la revista Dinero sobre los mejores colegios del país, según las pruebas del Icfes".
En el listado de la encuesta sobre los mejores 20 colegios públicos del país no aparece ninguno de Medellín. En el resultado del 2012 Medellín no aparece entre los 100 mejores del país. En toda Colombia, entre colegios públicos y privados, el mejor colegio público de Medellín ocupó el puesto 1.206.
¿Se puede hablar de "Medellín la más educada"? Y ahora de ¿Antioquia la más educada? Claro que no, pero la culpa no es de quien hizo los mejores edificios y dio la mayor cobertura. Hay que mirar qué pasa con quienes deben dar la educación y no sólo instrucción.
Hablo por la experiencia que tengo. Cuando ocupé la Gobernación de Antioquia, muchas veces di citas a los dirigentes de los maestros; a los de Adida y a los de Fecode. La primera, la organización regional de los maestros, y la segunda, que los representa a nivel nacional. Siempre los mismos temas: reivindicación salarial, licencias para reuniones por fuera de Antioquia y otras cosas de interés personal. Siempre, también, terminaba yo diciéndoles que ya habíamos hablado de sus reclamos y reivindicaciones, que habláramos de la calidad de la educación que ellos estaban dando. Nunca logré que se tratara ese tema, pareciera que no les interesara. Ellos, sus cosas y no más.
Ellos, los maestros, luchan por sus ingresos, lógico y entendible, pero no les preocupa la calidad de su trabajo, el futuro de los niños ni temas como la moral y el amor a la patria.
En el primer semestre de 1994 hicieron un paro. Cuando me informaron de las intenciones de hacerlo, les dije que recordaran la ley vigente, que cuando se suspendían las actividades laborales no había remuneración. Textualmente les dije: "Aquí, el que no trabaja no devenga". Salieron a paro por 17 días. Al término del mismo, me pidieron cita, se las di. Llegaron al despacho y me preguntaron cómo íbamos a arreglar los 17 días perdidos y los salarios no devengados. Les contesté que los días perdidos estaban perdidos, que el tiempo no se recupera y, sobre los salarios, ellos sabían que quien no trabaja no devenga.
Edificios sí, cobertura también, pero complementados con la calidad en la educación.
Gracias Pablo Jaramillo Vasco por darme este tema tan interesante e importante.
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6