En la Fundación Clínica Shaio, allá donde la especialidad es trabajar con personas que presentan problemas cardiovasculares, Jorge Reynolds se dio cuenta de que el corazón tenía un funcionamiento meramente eléctrico. (Video: Jorge Reynolds, persona ejemplar)
Con esa premisa, se dio a la tarea de conocer el misterio de ese gran responsable de la vida. En poco tiempo lo logró. "Me di cuenta que muchos pacientes venían con arritmias y eran muchos los que morían. Después entendí que básicamente ese es un problema eléctrico que tiene el órgano".
Sin una solución previsible al problema, Jorge se lanzó a encontrarla ya con un análisis en mano. Así fue como en 1958 nació el primer marcapasos. La estimulación eléctrica era la clave. El éxito fue claro, el primer paciente al que se le practicó el proceso vivió 18 años.
Recuerda que no fue nada fácil, que tuvo que enfrentarse a la incredulidad de muchos y a burlas, "arañar aquí y arañar allá para conseguir recursos". Tarea, que después del reconocimiento, no tuvo que repetir con tal esfuerzo.
Pese a ese triunfo, hay algo que impide una sonrisa perenne en el rostro de Jorge: aunque en el mundo 80 millones de personas se han beneficiado del invento que se ha vuelto más sofisticado y completo con el paso de las décadas, el marcapasos sigue siendo muy costoso, vale cerca de 12 mil dólares, "y esto tiene que beneficiar al
grueso de la población".
Donde más se ha practicado este procedimiento, cuenta el mismo ingeniero, es en Europa y Estados Unidos, donde la población goza de mayores beneficios económicos.
Así, con esa otra inquietud, Jorge empezó en el año 2000 a trabajar en el nanomarcapasos, aparato que mide la cuarta parte de un grano de arroz y que valdrá no más de 1.000 dólares, lo que significa suma de días para muchos a un menor precio. En este momento ya está desarrollado electrónicamente y en tres años empezará a implementarse en los primeros pacientes.
El premio EL COLOMBIANO Ejemplar, celebra esa trayectoria del doctor Jorge Reynolds, otorgándole el reconocimiento en la categoría Ciencia y Tecnología. Un reconocimiento, dice él mismo, que lo toma por sorpresa, y que lo lleva, como en brazos, a seguir trabajando.
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