Colombia vive un nuevo Dorado, aunque muy diferente al que hizo grande el rentado entre 1949 y 1954 con los argentinos Adolfo Pedernera, Julio Cozzi y Alfredo Di Stéfano, entre otros.
El de ahora es redondo y tiene en apuros a los arqueros y felices a los delanteros. Se trata de la pelota con la que se juega, desde el 18 de julio pasado, la Copa Mustang II.
El Dorado Golty es el nuevo balón y entre sus características principales aparecen la mayor elasticidad, suavidad, resistencia y velocidad. Además, lleva nylon microfibrado, no permite la absorción del agua y es más pegado que cosido.
Gracias a esas especificaciones, el 27 por ciento de los 45 goles de las dos primeras fechas han sido de la media distancia.
Roberto Mosquera, portero del Envigado, considera que "esa clase de anotaciones se incrementaron porque esta pelota es difícil de dominar, es más lisa, rápida y nos pica repetidamente".
Los otros guardavallas de los equipos de Antioquia, caso de Eduardo Blandón (Nacional) y Aldo Bobadilla (Medellín), comenzaron a familiarizarse en los entrenamientos con series de 20 y más lanzamientos de sus compañeros para que no les suceda lo de René Higuita, que en la primera fecha trató de encajar la pelota pero su velocidad y el efecto que cogió en el remate lo dejaron mal parado.
Desde que lo ensayó en una práctica, Mauricio González se percató de las ventajas del actual producto estrella de Golty. Este atacante de Envigado advierte que es difícil de manejar por su novedosa tecnología. "Pegándole al arco desde cualquier parte y de distintas formas lo podemos controlar y sacarle provecho. Ojalá este domingo ante Junior, consiguiendo los goles que necesitamos para ganar nuestro primer partido".
Además de las novedades tecnológicas, el color hace especial y fácil de manejar en las jornadas nocturnas El Dorado, que al igual que hace medio siglo trata de revolucionar el fútbol colombiano con su dosis de magia.
Pico y Placa Medellín
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