El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es hombre que predica, pero no aplica. Y en repetidas ocasiones ha dado muestra de tal talante.
Sucede ahora, y era lo que faltaba, que luego de reclamarle al Presidente Uribe por unas declaraciones que hiciera su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, luego de la "cordial" reunión de los dos jefes de Estado, permite que su Canciller, Nicolás Maduro, sí se inmiscuya en asuntos internos de Colombia.
Maduro, sin razón, salió a cuestionar el sonado peto, usado por un militar en la operación de rescate de los secuestrados, el 2 de julio.
Chávez, que le había insinuado al Presidente Uribe deshacerse del Ministro Santos por sus comentarios, debería pensar en hacer lo mismo con Maduro, que en lo que debería estar aplicado es en la designación del nuevo embajador de su país en Colombia, luego del encuentro presidencial en Punto Fijo.
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