En la política el nepotismo no se ve bien, produce dudas y muchos problemas; en el fútbol, en cambio, puede salvar partidos, generar alegrías y producir clasificaciones.
Si lo duda pregúntele al técnico Bob Bradley, quien gracias al gol de su hijo Michael, al minuto 82 frente a Eslovenia, pudo festejar ayer el empate 2-2 de Estados Unidos para continuar con vida en el Mundial
El estratega estadounidense celebró de manera efusiva la anotación con su retoño, pero le explicó a Terra.com que "honestamente, mis emociones están con todo el grupo y pensé que iba a llegar el tercer gol, porque todos los jugadores son importantes para mí".
Sensaciones así de agradables vivió el jueves Diego Armando Maradona con su yerno Sergio Kun Agüero. Cuando entró el esposo de su hija Gianina, Argentina fue más punzante y generó tanto fútbol que Gonzalo Higuaín pudo conseguir su primera tripleta en Sudáfrica-2010.
La consanguinidad predomina de tal manera que en esta Copa Mundo hay tres hermanos en Honduras (Jerry, Wilson y Johny), Eslovaquia cuenta en el equipo al técnico Vladimir Weiss con su hijo del mismo nombre y en Holanda el hombre de confianza del técnico Bert van Marwijk es su yerno Mark van Bommel.
Apreciar familiares en acción no es exclusividad del torneo de 2010, en el que Henry Thomás, según Efe, le deseó suerte a su primo hondureño David Suazo "porque es bueno estar en familia en la cancha".
El nepotismo deportivo nació en Uruguay-1930 con los hermanos argentinos Mario y Juan Evaristo, mientras que en Francia-98, donde asistió Colombia por última vez, jugaron en Holanda Ronald y Frank De Boer.
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