Fiel a su posición desde que llegó al solio de San Pedro, el Papa Benedicto XVI volvió a reclamar ayer la libertad de los secuestrados, al referirse a la marcha que se hará mañana en todo el país.
"En estos momentos deseo recordar la marcha para pedir la libertad de los secuestrados que tendrá lugar el próximo viernes en Colombia. Elevo a Dios una ferviente súplica para que acabe ese flagelo y se logre pronto la concordia y la paz en esa amada nación", afirmó el Pontífice, informó la agencia de noticias Efe.
El llamado, en español, lo hizo durante la audiencia de los miércoles en el aula Paulo VI de El Vaticano, donde lo escucharon alrededor de 9.000 personas, según Efe.
Un gran preocupación
Pero no es esta la primera vez que el Papa pide por la libertad y el fin de la violencia en Colombia, pues el país ha sido una preocupación constante del Pontífice.
El 8 de enero de 2007, en una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en El Vaticano, aludió a la necesidad de trabajar para poner fin a la prolongada guerra del país.
"Se deben hacer todos los esfuerzos necesarios para pacificar el país, para devolver las personas secuestradas a sus familias y volver a dar seguridad y una vida normal a millones de personas", dijo entonces Benedicto XVI.
En julio de 2007, tras lamentar "las tristes noticias del asesinato bárbaro de 11 diputados" del Valle, el Papa dijo que "renuevo mi caluroso llamamiento para que cesen inmediatamente los secuestros y que sean restituidos al afecto de sus personas queridas de cuantos son aún víctimas de tales inadmisibles formas de violencia", en referencia a los demás secuestrados.
Este año, además, ha enviado mensajes antes de las marchas organizadas por representantes de la sociedad civil y en momentos clave del conflicto que vive el país.
El pasado 3 de febrero, un día antes de la primera gran marcha, el Sumo Pontífice dijo que "no puedo más que elevar un ferviente deseo ante Dios en favor de Colombia, donde hace tanto tiempo los hijos e hijas de esa nación sufren extorsiones, secuestros y la pérdida violenta de sus seres queridos".
"Pido al Señor que se acabe definitivamente con ese sufrimiento inhumano y se encuentren caminos de reconciliación, respeto mutuo y concordia sincera, restaurándose así la fraternidad y la solidaridad, que son las bases sólidas para lograr el justo progreso y construir una paz estable", agregó en esa ocasión.
En junio, durante la reunión anual de la Conferencia Episcopal Colombiana, envió un mensaje a los obispos en el que expresaba su repulsa contra la violencia, los secuestros y auguraba una paz estable y justa en Colombia.
"No puedo olvidar el esmero que ponen en ser hombres de concordia, ni sus continuas exhortaciones para que cese la violencia, el secuestro y la extorsión que padecen muchos de los hijos de esa amada tierra. Pido ardientemente a Dios que acaben cuanto antes estas situaciones, que tanto dolor han causado, y que en Colombia reine una paz estable y justa, en un clima de esperanza y prosperidad"
Y el Papa expresó también su alegría cuando fueron liberados 15 rehenes, en julio pasado. "Tengo la esperanza de que también todos los demás secuestrados puedan recuperar la libertad y que toda la nación colombiana pueda alcanzar la pacificación, en un retorno a una condición de vida más libre de la terrible violencia que la está atormentando desde hace mucho tiempo".
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