Apasar tardes en sus plazas de eventos, en su ciclorruta, en los senderos peatonales, en los cafés o bajo los nuevos árboles que plantarán, invita desde ya el diseño del Parque Botánico Río Medellín.
En los fines de año, la iluminación de sus espacios públicos se articulará con el alumbrado navideño de EPM. La idea es que a partir de la naturaleza se valoren elementos que exhorten a adquirir una nueva conciencia ambiental, a aprender de especies vegetales y a ser testigos del retorno de avifauna.
Así está concebido en el tramo piloto de 2,5 km que abrirá las puertas a la intervención integral del corredor del río, en la propuesta de Latitud Taller de Arquitectura y Ciudad, ganador del concurso internacional de diseño que se reveló esta semana.
Uno de los líderes del equipo, Sebastián Monsalve, tiene claro que hoy las tardes se concentran en los mall y centros comerciales. "Tenemos clima y un entorno natural de gran fuerza para disfrutarlo", comenta.
El tramo piloto servirá como "proyecto semilla contundente", entre San Juan y Bancolombia, para que la Alcaldía evalúe cuál es el mejor punto de inicio.
Alejandro Vargas, estudiante de arquitectura integrante del grupo, cuenta que el proyecto se enfrentó desde lo cotidiano, en escala de las personas y dejó de lado al arquitecto como figura para una manera diferente de concebir la ciudad.
El ciudadano común, complementa Sebastián Monsalve, encontrará la opción de volver al río, al construirse un gran espacio público democrático para encontrarse, disfrutar de la naturaleza y del sistema hídrico del río.
Juan David Hoyos, arquitecto de la UPB, visualiza que al recuperarse ese espacio la ciudad se va a repotenciar comercial y habitacionalmente en las áreas aledañas y próximas al río Medellín, pues toda la urbe se verá impactada porque es un sistema ambiental para la conectividad.
¿Y qué pasará con las vías? El diseño establece varias estrategias para cada tramo específico. Para el piloto, Monsalve observa que la intención es que el sistema vial vaya soterrado para permitir el acceso del peatón a los nuevos espacios. El propósito es que el carro "haga el esfuerzo", pues en etapas posteriores también habrá falsos túneles.
¿Pero qué sigue con el diseño? Una tarea más dura que la vivida los dos últimos meses, en los que prácticamente los integrantes de Latitud Taller de Arquitectura y Ciudad se trastearon a la oficina.
Lucas Serna, arquitecto coordinador de todos los asesores técnicos del proyecto, afirma que lo que sigue es el diseño como tal y tomará siete meses. Para hacerlo se requiere un equipo interdisciplinario y se contará con los asesores experimentados que estuvieron en la formulación del proyecto ganador. "Nos acompañará toda la gente que enriqueció la experiencia", sostiene.
A Latitud Taller de Arquitectura se suma ahora un equipo de unos 60 profesionales de la Empresa de Desarrollo Urbano (EDU) para concebir la etapa final del proyecto. Deja claro que el equipo hace la conceptualización y el diseño arquitectónico, pero la Alcaldía lo tiene que empalmar con sus desarrollos. Desde su mirada, Peter G. Rowe, uno de los jurados internacionales, aprecia que en el Aburrá el río es una especie de "armadura espacial" que está en la mitad del valle, y debe ser el lugar donde el espacio urbano se une.
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