Seguramente algunos me tildarán de exagerado, pero confieso que la euforia vivida en la madrugada del jueves, entre la 1:00 y 5:30 de la mañana, fue parecida a la que ocurrió en 1986 cuando vino a la capital antioqueña el papa Juan Pablo-II. O cuando retornó el equipo campeón de la Libertadores de 1989 o, incluso, en la final del pasado Mundial de Sudáfrica entre España y Holanda.
Esos momentos tuvieron el mismo desborde de pasión. Y pusieron a prueba, como el de jueves, la capacidad del corazón.
“Dios te pague Nacional por llevarnos de vuelta al cielo a recoger la estrella 12 que identificamos por ese color verde que también nos tiñó el corazón”. Esa frase le salió del corazón a Yubert Franco, cuando apreció en la pista del José María Córdova el avión que trajo de vuelta a los campeones de la Liga Postobón-I.
De ese grado de éxtasis se dejaron contagiar los más de 3.000 aficionados, entre ellos Sergio Arias y Juan Pablo Rendón, que hicieron ver los alrededores del aeropuerto como una pasarela gigantesca en la que los hinchas compitieron con sus pintas, vehículos, cánticos, expresiones de asombro y manifestaciones de agradecimiento.
Mientras Sergio le decía a su amigo Juan Pablo “con este regalazo le perdonamos al verde los sustos y las piedras que nos hizo pasar por sus altibajos”, otros se “bañaron” en lágrimas por la emoción que les produjo ver al popular Vitri chicaneando dentro del bus cuando mostraba el trofeo de campeón en compañía de Jéfferson Duque y John Fredy Pajoy.
La nueva copa terminó siendo el pistoletazo para iniciar la caravana rumbo a la Plaza de Banderas, donde todo se valía, menos guardarse el cariño y la gratitud para los héroes de carne y hueso que, pese al despelote y a las tres horas que invirtieron para llegar, les dedicaron el título.
Juan David Jaramillo, uno de los pocos “cuerdos” que andaba a las 5:00 de la mañana por la estación metro de la carrera 70, se reía al ver cómo muchos hablaban solos, otros se dejaban empujar por el bus que rodaba a un kilómetro por hora y le gritaban al técnico Juan Carlos Osorio, cuando les dedicó la victoria en la tarima: “nos ganaste profe”. En esa tónica se mantuvieron quienes tuvieron cuerda hasta el amanecer.
