Según testimonios ciudadanos, y el ruido inocultable de los disparos, las balaceras entre los grupos armados ilegales en la parte alta del amplio sector de Belén no dan tregua.
Este diario ha documentado detalladamente los impactos de los disparos en muros y ventanas de los barrios en los que suceden los enfrentamientos, pero también en otros contiguos a los que llegan algunas balas perdidas.
Hay limitaciones al transporte público, decenas de escolares dejan de ir a clases por temor a los choques, las viviendas nuevas y usadas están sufriendo una notoria depreciación por efecto de la inseguridad reinante. Hay asesinatos y desplazamientos.
Aquella zona del occidente de Medellín requiere una fuerte y decidida intervención policial. Hay un mensaje poco alentador en el hecho de que los disparos continúen como si no fuese posible ningún correctivo.
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